En opinión de Mario Esteban López Meneses, presidente de la Unión Ganadera Regional del Oriente de Yucatán (Ugroy), la ganadería yucateca atraviesa una etapa crítica debido a la drástica disminución del hato, el incremento en los costos de producción y la amenaza de enfermedades.
El empresario gandero dijo que, la región oriente del Estado que comprende los municipios de Tizimín, Panabá y Buctzotz son seriamente afectados con reducción de hasta un 40 por ciento en la cantidad de cabezas de ganado, pasando de 480 mil a unas 300 mil reses.
Reiteró que, los altos costos de de los insumos y los incrementos salariales, los incremenos en la operación de los servicios han puesto en jaque a los productores, provocando el abandono de la actividad en varios casos.
A todo esto se suma la preocupación por enfermedades y plagas que están afectando los hatos de los principales ranchos ganaderos, problemas como la aparicicion de males con el gusano barrenador, detectado en estados vecinos como Chiapas y Campeche, ha llevado a reforzar las inspecciones en el movimiento de animales para evitar su ingreso a la entidad.
Otro factor de riesgo, sostuvo, es el aumento de la población de murciélagos vampiro, cuya mordedura puede propiciar infecciones que faciliten la propagación del gusano barrenador. Para hacer frente a esta amenaza, brigadas especializadas han sido desplegadas en Panabá con el apoyo del Comité de Sanidad.
Dijo que las medidas tomadas por el Gobierno con programas de repoblación de becerras son incentivos para los ganaderos; sin embargo, el objetivo de fortalecer la actividad y evitar que la crisis se agrave en los próximos años debe superarse y trabajar por mejorar la productividad de los ranchos ganaderos.
López Menesez destacó que, en los últimos años, el sector ganadero ha perdido competitividad debido a estos procesos inflacionarios y los problemas críticos que atraviesan los rancheros en temporadas de secas cuando los costos de alimentos, medicamentos y atención médica de los animales obligan a problemas financieros, reduciendo el hato yucateco que conserva aún el valor genénico.