En el corazón de esta pintoresca localidad costera, un espacio único ha cobrado vida. Más que un simple punto de venta, es un rincón donde la naturaleza y la aventura se entrelazan bajo un techo verde cubierto por la enredadera conocida como frijol de playa.
Este refugio natural, en armonía con el ecosistema del manglar, invita a los viajeros a sumergirse en la esencia de Sisal. A la sombra de sus hojas vibrantes, los visitantes pueden reservar experiencias inolvidables: recorridos por túneles de mangle, avistamiento de majestuosos flamencos y travesías en kayak o a bordo de La Chalana.
Más que un destino, este espacio es un símbolo de conexión con la naturaleza. Aquí, cada viajero no solo disfruta de un tour, sino que se lleva consigo una historia para recordar.