Muchos jóvenes, principalmente varones, crecen con la idea de quitarse la vida ante un rompimiento de pareja. Estereotipos, vicios y creencias refuerzan este pensamiento.
“Si me dejas, me mato”, suelen decir muchas personas, principalmente hombres, para evitar el rompimiento de una relación amorosa, y lamentablemente en Yucatán muchos, lamentablemente la mayoría jóvenes, han cumplido con esta amenaza sobre todo en días recientes.
“En la mente de los hombres jóvenes ha estado por mucho tiempo la idea de quitarse la vida cuando sienten que por algún motivo (una separación o rompimiento con su pareja, por ejemplo) su existencia dejaría de tener sentido”, advierte el maestro en psicología René Emir Buenfil Viera.
“Hoy en día que ocupamos los primeros lugares del país en suicidios, y que más del 80% son hombres jóvenes (Inegi, 2018), y que muchos de estos casos ocurren por un pleito de pareja, podemos caer en la tentación de responsabilizar a las parejas, incluso ellas mismas pudieran sentirse responsables”, alerta el profesional.
“¿Son las parejas culpables de esto?”, se pregunta. “Tal vez la pregunta es ¿la pareja de un hombre joven es responsable de su depresión? Probablemente no. ¿Cómo es que las parejas no lo veían venir? Porque esta depresión estaba oculta, en numerosas ocasiones, detrás del alcoholismo o el consumo de drogas, o ambos”.
“Estos hombres jóvenes sienten la necesidad de ocultar y enmascarar esta depresión, sienten que no deberían de tenerla, les enseñaron que ‘los hombres no lloran’, o sea, no expresan su tristeza, y por tanto no saben qué hacer con lo que sienten”, agrega René Buenfil, quien también es psicoterapeuta de parejas.
Para afrontar el problema, hace las siguientes recomendaciones:
- No responsabilizar a la pareja, y decirle abiertamente que no se sienta responsable.
- Educar emocionalmente a nuestros niños varones que un ser humano, sea del género que sea, tiene derecho a sentir y expresar todas sus emociones.
- Diseñar espacios para que nuestros adolescentes varones y adultos jóvenes hablen de sus tristezas y miedos y los expresen en casas, escuelas, trabajos y todos los espacios públicos posibles.
- Cuestionar la creencia de que “soy macho si fumo, tomo, me drogo”, explicar que la masculinidad de un adolescente o adulto no se mide conforme al consumo de sustancias, y que uno debe conocer sus límites, y si se decide consumir, hay que hacer un uso lo más responsable posible.
- Si tengo un adolescente o adulto joven en abuso de alcohol o drogas, enseñarle otras maneras de enfrentar los problemas, de solucionar los conflictos y trabajar para enfrentar los traumas del pasado.
“Los hombres, sobre todo adolescentes y adultos jóvenes, para que reconozcan que necesitan ayuda profesional, primero tienen que sentir que cuentan con una red de personas que les apoyan”, explica el psicólogo.
Sin embargo, reconoce que si existe una mala comunicación, si hay violencia de por medio, tal vez sea difícil tenderles la mano, pero en el ciclo de la violencia continuamente hay una etapa de “luna de miel” donde quien ejerce violencia busca disculparse con las personas que violenta, y este es el mejor momento para pedirle que busque ayuda profesional.
Si necesitas ayuda para ti o para un familiar, puedes enviar un correo a [email protected], ahí te pueden ayudar.