Durante el mes de julio continuará la llegada de polvo del desierto del Sahara a la península de Yucatán, fenómeno que ha sido constante desde finales de mayo y que, según especialistas, se extenderá hasta inicios de agosto.
La presencia de estas partículas transportadas por el viento desde África ha tenido un impacto directo en las condiciones climáticas de la región, particularmente en la inhibición de lluvias.
Juan Vázquez Montalvo, meteorólogo de la UADY, explicó que la cantidad que hay, que es de 35 a 50 microgramos por metro cúbico, es más que suficiente para robarle humedad a las nubes e impedir que llueva.
De acuerdo con los datos, durante junio las lluvias solo se registraron durante 15 días, es decir, en el 50% del mes, cuando normalmente las precipitaciones abarcan hasta un 80%.
Además de reducir las lluvias, este fenómeno también contribuye a intensificar la canícula, ya que es uno de los factores que disminuyen la formación de nubosidad durante este periodo caracterizado por altas temperaturas.
Si bien la cantidad de polvo ha sido moderada este año —con registros de hasta 80 microgramos por metro cuadrado—, en 2020 se llegó a observar una concentración de hasta 200 microgramos, considerado uno de los años más intensos en la última década.
“El polvo del Sahara va a seguir llegando y va a terminar a principios de agosto, cuando lleguen los últimos, y deben llegar las lluvias en forma en la temporada de ciclones tropicales”, afirmó Vázquez Montalvo.