[vc_row][vc_column][vc_column_text]William Armando Uribe Canul está tranquilo pero no.
Tranquilo porque ya recuperó físicamente el terreno que le robaron mediante suplantación de identidad en octubre pasado. Pero también está intranquilo porque no tiene certezas y teme que, por corrupción, el sistema no falle a su favor.
La historia de William se suma triste e impunemente a la de otros yucatecos que, en semanas recientes, han destapado una olla que huele muy mal: la de una mafia que roba identidades para apropiarse de inmuebles ajenos.
De golpe y porrazo, personas honestas, dueñas de casas o predios, se enteran que alguien se hizo pasar por ellos para robarles una propiedad y luego venderla.
Ahora William vive inmerso en un proceso de demandas civiles y penales en las que nunca quiso participar.
Con cartel de “Se vende”
William se contactó con Yucatán Ahora para contarnos su historia. En 1996 compró un terreno de 1 x 50 en la colonia San Pedro Cholul. “Me lo titularon en 2001 y en 2006 la Subdirección de Obras Públicas y de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Mérida me otorgó un permiso de construcción. Soy ingeniero en sistemas computacionales pero también técnico en construcción, así que he trabajado casi todo el terreno solo, con excepción de ayuda de albañiles para algunas cosas. Empecé a construir una piscina, cimientos y una fosa séptica”, cuenta.
También explica que periódicamente pasaba por el terreno para ver cómo estaba todo y para mantenerlo limpio. Cuando se casó con su esposa se fueron a vivir a una casa de Infonavit, en Francisco de Montejo.
Con tres hijas la vida siguió su curso y William siempre pasaba por el predio para ver cómo iba todo. En octubre pasado y luego del nacimiento de su tercera niña, William recibió una llamada telefónica que lo puso en alerta.
“Uno de los involucrados en el robo del terreno me habló y me dijo: ‘Don William quería preguntarle por el terreno que tiene en venta’. Le dije que yo no estaba vendiendo nada y me fui inmediatamente a ver qué pasaba”, relata.
Cuando llegó al lugar donde está su terreno se le vino el alma al suelo. “En mi predio habían bardeado completamente, botaron unos cimientos que había construido, hicieron terraza y colocaron un portón con una manta de ‘Se vende’ y un número telefónico. Lo único que dejaron intacto fue la piscina”, detalla.
Supuesta dueña
“Me contacté con el número telefónico de la manta y me atendió Yara Osorio Ortiz, hermana de Patricia Osorio Ortíz, la ‘nueva’ propietaria, quien pedía un millón 200 pesos por mi terreno. Esta mujer estaba desesperada por vender y hasta me ofreció como parte de pago un vehículo o una lancha. Debido a una situación similar que había pasado una vecina del rumbo, me contacté con un abogado para hacer las averiguaciones correspondientes”, agrega.
A pesar de que William tiene escrituras y todo tipo de comprobantes de la propiedad a su nombre, en el Registro Público de la Propiedad se enteró que su predio ya no era suyo, que él mismo se lo había vendido (con firma falsificada, claro) a Yazmín Osorio Ortiz. Sin embargo en Catastro y en Obras Púbicas el predio todavía estaba a nombre de William. La operación de escritura la habían realizado recientemente.
William también explica que la supuesta nueva dueña Yazmín hizo la operación de compraventa en la Notaría N° 16, de Carlos Hevia Salazar. A William le informaron que Yazmín trabaja en el Tribunal Superior de Justicia pero que, supuestamente, hoy día está de licencia.
Además de interponer sendas demanda civil y penal desde octubre, William pidió un camper a un amigo e inmediatamente entró al predio y se instaló allí, primero solo y luego con su familia.
En dos oportunidades fue Yazmín a verlo con otras personas y le gritaron y amenazaron para que se fuera del lugar.
“Yazmín vino a gritarme y hasta me mentó la madre, también vino con la policía pero yo tenía las escrituras conmigo y a mi nombre y ella no tenía nada”, señaló. William cuenta que la supuesta dueña ya no volvió al lugar donde él ya construyó un cuarto, una cocina y un baño y se instaló con su familia.
“Esto es un proceso largo y me siento más tranquilo de estar aquí en mi terreno. El próximo miércoles Yazmín y yo participaremos en los testimonios confesionales para que demos cuenta de los hechos. Estoy tranquilo porque nunca vendí ni firmé nada y la firma que intentaron falsificarme tiene por lo menos 20 errores. Ya darán cuenta los peritos de eso”, indica.
Impunidad que pone nervioso
Lo que no lo deja tranquilo a William es la corrupción del sistema que permita que sucedan este tipo de cosas.
“Tengo miedo de que a pesar de todas las pruebas que tengo la justicia falle a favor de ella porque me dijeron que trabaja allí, pero está de licencia. Sin embargo su versión de los hechos no convence a nadie”, finaliza.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]