Ser el hijo de un jugador brillante, de una auténtica leyenda, puede resultar una carga muy pesada para cualquiera, como ha sucedido en múltiples ocasiones en el mundo del deporte, pero no para Leo Borg, distinguido participante del Mundial Juvenil Yucatán y heredero del mítico sueco Bjorn Borg, ganador de 11 títulos de Grand Slam en su etapa como tenista.
Leo, segundo sembrado en la edición 34 del certamen yucateco y cuya presencia le agrega un ingrediente especial a la competencia, ya marcó su debut en la ATP y entre sus objetivos a futuro se encuentra el colocarse en el “top 100” del tenis de paga.
“No me pesa llevar este apellido, mi papá tuvo una gran carrera y yo busco realizar la mía, me enfoco en lo que hago”, señaló el nórdico de 18 años de edad, quien está muy cerca de concluir su etapa como juvenil.
El europeo se define como un tenista agresivo, veloz, al que le gusta desenvolverse desde el fondo de la cancha. Cabe señalar que basa su estilo en el golpe de derecha, su mejor arma.
“Me agrada ser el que marque el ritmo del partido, el que dé la pauta”, afirmó.
Borg llegó con el equipo sueco que dirige Dave Bandelin, quien en Yucatán se siente como en casa.
Al respecto, Bandelin declaró que no recuerda cuando fue la primera vez que trajo a una escuadra a jugar al Club Campestre, pero se presentó entre el 2000 o 2001 y ha sido constante. El torneo yucateco siempre le ha gustado, al igual que a sus pupilos.
“Realmente extrañaba Mérida, definitivamente quería regresar”, indicó.
“Los partidos son muy animados, con mucha gente en las gradas, sentimos que somos bienvenidos”, agregó.
Los últimos en arribar a esta ciudad fueron precisamente Leo Borg y Michael Minasyan, quienes cumplieron con buenas actuaciones en la Copa Mundial Juvenil de Guadalajara.
El estratega tiene todavía una “espinita clavada”, ya que en el tiempo que ha participado en la justa local no han logrado obtener el título, aunque confía que el 2021 se concrete.
“Éste será nuestro año”, señaló con determinación.