[vc_row][vc_column][vc_column_text]“Mi trabajo es hermoso”, remarca Xóchitl Alcocer Mézquita. Y se nota que lo dice con el corazón despanzurrado. Tiene una profesión que para muchos puede ser difícil, complicada y hasta angustiante, pero ella piensa todo lo contrario y lo resume en pocas palabras: “Trabajo con niños que tienen una gran capacidad de autosanarse, perdonar, resignificar sus experiencias y dejar lo malo atrás”, detalla.
Xóchitl es psicoterapeuta infantil y juvenil y se especializa en abuso y violencia sexual en menores, en las áreas de prevención e intervención. También da pláticas en escuelas sobre sexualidad para alumnos y padres (como se ve en la imagen) y capacita a psicólogas que trabajan en refugios de niños víctimas de abuso o violentados sexualmente. Igual da clases de maestría en Abuso Sexual I y II. Del tema sabe mucho pero tampoco para de aprender. Y los que mejor le enseñan día a día son esos niños víctimas que le ponen toda la garra y salen adelante. Esos son sus mejores maestros.
Yucatán Ahora publica ya el cuarto reportaje sobre el tema de abuso y violencia sexual en niños y adolescentes en Yucatán. Los datos obtenidos a lo largo de las entrevistas son alarmantes. La misma Procuraduría de Defensa del Menor y la Familia (Prodemefa) del Estado nos presentó estadísticas que señalan que, de enero a octubre de este año, en Yucatán se presentaron 1525 casos de maltrato a menores (físico, sexual, psicológico y emocional).
En ese rango de fechas, la Prodemefa informa que existieron 135 casos de abuso sexual denunciados, de los cuales 97 fueron niñas y 38 varones En cuanto a violencia sexual, se denunciaron 13 casos, 6 fueron niñas y 7 fueron niños. Los victimarios, en su gran mayoría, son familiares y personas de confianza de los menores. Excepto el Refugio “Casa Crisal” para niñas y adolecentes –que cuenta con un programa de rehabilitación y reinserción que ayuda a las chavas- no existen lugares así para niños y adolescentes varones.
Sin embargo, Xóchtil ve una luz al fondo del camino. Y no viene exactamente de alguna organización o del Gobierno, sino de los mismos niños que quieren sanar y salir adelante. Con ella platicó Yucatán Ahora sobre la sexualidad infantil, la educación y la prevención.
¿Desde qué momento somos seres sexuales?
Desde la concepción y ya en el vientre de nuestra madre somos seres sexuales. Y el niño la manifiesta desde que nace.
¿Cuáles son las manifestaciones de la sexualidad en la infancia?
Al manifestarla desde su nacimiento, un niño tiene conductas diferentes a las de una niña, ya se jugando, explorando sus órganos sexuales o los de otros niños. Eso es perfectamente sano y es una muestra de expresión de la sexualidad. El juego es otra forma de manifestarla y abarca mucho. Igual, según las edades, la manera de demostrar la sexualidad es diferente. No son iguales a los cuatro o cinco años que a los 10 o en la pubertad o adolescencia.
¿Se maneja como un tabú el tema de la sexualidad infantil?
Sí, siempre como un tabú. Desde el momento en que a los órganos sexuales del niño no las llamamos por su nombre, ahí empieza el tabú de la sexualidad. Porque está prohibido, no se habla, no se menciona. Y muchas personas consideran que no existe la sexualidad en los niños hasta la pubertad y ese es uno de los motivos por los cuales existe tanto abuso infantil, porque los dejamos desprotegidos al no hablar del tema, de sus órganos sexuales, de su autocuidado, de las caricias y de lo que me gusta y no me gusta a la hora de mostrar afecto. La educación sexual debe ser integrada en la vida desde edad temprana. Otro tema en nuestra cultura es la religión, que pone por delante que el sexo es algo malo y todo lo relacionado a los órganos sexuales es pecaminoso.
¿Cómo detectamos signos en un niño víctima de abuso o violentado sexualmente?
No todos los niños presentan síntomas, sobre todo en las primeras etapas del abuso, porque los abusadores sexuales son depredadores que enamoran y seducen a los niños, son personas cercanas en las que el niño confía y quiere y generalmente todo comienza como un juego. Si lo ayudamos a detectarlo desde las primeras etapas, es más fácil trabajarlo. Todo puede comenzar con un “Te muestro, me muestras”, “Vamos a jugar a que somos novios ó al papá y la mamá”. Cuando el abusador empieza a confiarse y a aumentar el tipo de abuso, ahí se presenta la sintomatología. Los niños se dan cuenta que algo malo está pasando porque quieren verse a escondidas, se sienten incómodos y comienzan a no querer seguir ese juego.
El signo más fuerte del abuso sexual infantil son los juegos no propios para su edad porque los propios son exploratorios. Cuando al niño se le pide una felación o que les metan los dedos en el ano, estamos hablando de que está expuesto a pornografía o está siendo abusado.
Aparecen en los niños miedos, conductas regresivas, se pueden chupar el dedo, comienzan a orinarse encima nuevamente, tienen somatizaciones y pueden llorar por todo. Se necesita una constelación de síntomas para evaluar un caso de abuso. La masturbación excesiva es otro síntoma, no pueden controlarlo, ya no es una manifestación natural, sino que el niño está manifestando ansiedad y eso es abuso.
¿Cómo se trabaja con un niño que ha recibido abuso o violencia sexual?
Ya detectado, los niños van a sentir culpa entonces se trabaja sobre ese tema para redefinir la experiencia que han tenido y empezar de nuevo. Se educa para darle un resignificado a su experiencia. Como no puede acomodar esas vivencias que tuvo porque no están dentro de su etapa de desarrollo, entonces se trabaja en culpar al verdadero culpable y en prevenir que no vuelva a ser víctima. También aparece la frustración y la autoestima dañada. Nos avocamos asimismo en la educación sexual para que pueda, a partir de esa experiencia que le tocó vivir, construir su vida sexual para la vida adulta.
¿Cómo se trabaja según las edades de los menores?
En niños pequeños se trabaja con la terapia de juego y en los más grandes de otra forma. Los significados en cada etapa de crecimiento son diferentes y depende también del tipo de abuso, durante cuánto tiempo ocurrió, si el abusador era de confianza, todo hay que reconstruirlo. No se maneja el mismo lenguaje en un pequeño que en un adolescente, es un trabajo artesanal, una terapia por cada niño. Además el abuso sexual daña a toda la familia de alguna manera, los permea a todos, así que es un trabajo terapéutico.
¿Cuáles son las consecuencias a nivel psicológico y emocional de los abusos durante la infancia, una vez llegados a la edad adulta?
Depende si se detecta a corto o largo plazo el abuso o la violencia sexual. En el caso de adultos que guardaron durante mucho tiempo la experiencia, son personas con problemas de autoestima, trastornos alimenticios, tienen problemas en su vida sexual. Muchos no recuerdan el abuso o lo reprimen hasta que viven el abuso de un hijo. Tuve un caso de una mamá de un niño víctima de abuso que reprimió ella su propio abuso y de pronto, en la terapia, le vino un flash de cuando lo vivió en carne propia en su infancia. Fue realmente impactante esa experiencia.
¿Cómo lo viven los niños?
Lo bueno de los niños es que tienen una gran capacidad de autosanarse. Mi trabajo es hermoso porque contribuyo a que a través de sus fantasías y de sus juegos, pueden perdonar y resignificar la experiencia para dejarla atrás en sus vidas.
Para un niño puede ser una experiencia de violencia nada más, por eso es tan importante detectarlo a tiempo. El niño que se daña mucho es el que lo reprime. He aprendido tanto de ellos… Dejan atrás esa experiencia en un dos por tres y hasta algunos son capaces de jugar con lo que les ocurrió. Tuve el caso de un paciente de siete años que fue abusado por adolescentes que lo trataban de puto o mariposón mientras abusaban de él. En la terapia él me pedía que jugáramos al doctor y me decía “Tú me abres la cabeza y me sacas lo que ellos me metieron ahí”. Entonces eso hacíamos, yo lo acostaba y con un juego de doctor que tengo en mi consultorio, hacíamos que le abría la cabeza, le sacaba lo feo que le habían metido y le ponía en su cabeza las cosas buenas que eran parte de él. Fue una experiencia increíble porque sanaba jugando…
Danos consejos para detectar abuso infantil.
Primero para prevenir:
- Los papas tenemos que hablar de sexualidad con nuestros hijos y llamar a las cosas por su nombre, esa es una gran prevención. Todos los temas deben ser permitidos en la casa, incluyendo el de la sexualidad.
- Decirle al niño que siempre le vamos a creer lo que nos diga, eso es súper importante.
- Estar siempre y observar a los niños, estar pendientes de sus cambios de conducta, es imprescindible saber cuál es el motivo de ese cambio.
- Debemos estar pendientes de qué hacen los niños cuando no estamos, debemos conocer a las personas con las que se relacionan.
- También estar pendientes de los síntomas que mencionamos antes (masturbación excesiva, regresiones, llanto por cualquier motivo), debemos poner ojo, no dejarlos pasar y consultar con un profesional que nos diga si es normal o si es necesaria una valoración.- Cecilia García Olivieri.
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