[vc_row][vc_column][vc_column_text]Regina Carrillo Ramírez Valenzuela, quien fue destituida como coordinadora del Centro Cultural del Niño Yucateco (Cecuny) por expresiones inadecuadas en sus redes sociales personales, rompió el silencio que había guardado durante días y este miércoles publicó una carta abierta.
En el texto que dirige a la opinión pública, ofrece disculpas por el tono y ligereza de la publicación en sus redes, a la que llamó satírica y reconoció que, sin estar acompañada del razonamiento que la motiva, fue considerada desatinada e incluso ofensiva por ciertos sectores de la población.
La joven expresa que asume con responsabilidad y congruencia su separación del cargo que desempeñaba en el Cecuny, misma que fue consecuencia de lo manifestado en sus redes sociales.
“Hoy lo tengo muy claro”, reconoce Regina, “lo personal es político”.
Como informamos en su oportunidad, la ex funcionaria comparó con un procesión del Ku Kux Klan (movimiento de blancos supremacistas en Estados Unidos) la marcha que realizó el sábado 28 de septiembre pasado el Frente Nacional por la Familia.
Los mensajes de Regina Carrillo generaron inconformidad entre numerosos usuarios de las redes sociales, incluso de dirigentes del FNF.
Recientemente el gobernador Mauricio Vila Dosal había despedido a un empleado de la Fiscalía del Estado, Fausto Loría Ortiz, por hacer comentarios agresivos en sus redes sociales contra mujeres que protestaron en la Plaza Grande de Mérida.
“Porque no pasa una pipa llena de gasolina y les prenden fuego?? de vdd que patético”, fue el comentario que le costó su cargo en la FGE.
A continuación, el texto de la carta que publica Regina Carrillo.
En el último año me desempeñé como coordinadora del Centro Cultural de la Niñez Yucateca (Cecuny). Colaborar en ese puesto me permitió mirar de cerca en cada una de las niñas y los niños el presente esperanzador de nuestra sociedad. La niñez, a través del arte y la cultura, es terreno fértil para el fomento del pensamiento crítico, la sensibilidad y la libertad creativa, siendo estos aspectos las directrices de mi gestión.
Desde hace muchos años mi vida personal y profesional ha tenido como eje fundamental la promoción y defensa de los derechos humanos, especialmente de las mujeres y otros grupos en situación de vulnerabilidad. Esta convicción se hace presente por igual en mi quehacer desde la maternidad, la docencia o la música. También en mi trabajo en organizaciones de la sociedad civil o desde lo institucional, integrando el grupo de trabajo que atendió la solicitud de alerta de violencia de género para el Estado de Yucatán, y por supuesto desde la militancia feminista.
Estos últimos meses, en el foro público de nuestro estado, se ha debatido ampliamente la ausencia de reconocimiento de los derechos humanos de todas las familias así como de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. En esa inercia, en días pasados compartí en mis redes sociales personales una publicación satírica, que sin estar acompañada del razonamiento que la motiva fue considerada desatinada e incluso ofensiva por ciertos sectores de la población, con quienes me disculpo por el tono y ligereza con que fue realizada.
Dicha acción trajo como consecuencia que se decidiera mi separación del cargo que desempeñaba en el Cecuny, misma decisión que asumo con responsabilidad y, sobre todo, congruencia.
En ese contexto, algunos personajes y medios que le apuestan a la difamación y la calumnia, así como a la comunicación irresponsable, han contribuido a tergiversar mis convicciones, mis ideales y mis posturas y las de otras mujeres que han mostrado simpatía por las causas ya mencionadas. Lo anterior sólo confirma por quér esta lucha es cada día más urgente. La historia una vez más hace un llamado al Gobierno del Estado para pronunciarse y posicionarse por los derechos de todas las familias, sin excepción, y de las mujeres de Yucatán.
Mi labor por la construcción de una sociedad armónica en la que quepamos todas y todos, en la que las niñas y los niños puedan desarrollarse con plenitud, no termina aquí; por eso reiteró mi compromiso de seguir trabajando en comunidad, desde las trincheras que sean necesarias, hasta que la dignidad se haga costumbre.
Hoy, lo tengo muy claro: lo personal es político.
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