[vc_row][vc_column][vc_column_text]Con toda la alevosía y ventaja se cometió el asesinato del joven músico Mario Emmanuel Ávila Lara, de 28 años, quien fue sorprendido por su suegro cuando dormía en una hamaca, la mañana del lunes en un predio de Yaxkukul, y lo atacó a cuchillazos.
Mario había ido a llevarle a su esposa Lucely Cimé Cetina dinero de pensión alimenticia que proporcionaba el músico, pues la pareja estaba separada.
Sin embargo, se le hizo tarde para volver a Tixkokob, donde vivía Ávila Lara tras el rompimiento con Lucely, y ella le pidió que se quedara a dormir.
Por este trágico hecho se quedaron sin padre tres hijas menores de edad.
Como informamos en nuestra edición del lunes, Mario murió atacado a cuchillazos que le propinó su suegro, dos de los cuales lo hirieron en el pecho, a la altura del corazón.
Al sentir los ataques, el joven se levantó de la hamaca para tratar de defenderse, pero solo pudo dar unos pasos antes de caer desfallecido, y a los pocos minutos murió.
El suegro, Benjamín Cimé Poot, de 58 años, había llegado alcoholizado durante la madrugada acompañado de otra persona, al parecer uno de sus hermanos.
Ambos se quedaron bebiendo hasta la mañana a las puertas del domicilio hasta que Benjamín entró a dormir y vio a su ex yerno durmiendo.
El joven nunca le había caído desde que era novio de su hija, y también nunca aprobó que su hija se hubiera casado con él, pues siempre le decía que los músicos eran “buenos para nada”.
Al ver dormido a Mario, se apoderó de un cuchillo y se lo clavó en varias ocasiones. Dos de los cuchillazos fueron en el pecho, a la altura del corazón.
Mario despertó y se levantó para tratar de repeler el ataque. Aún tenía clavado el cuchillo cuando se puso en pie, por lo cual solo pudo avanzar unos pasos y cayó. A los pocos minutos el caso ya era tragedia.
Yerno y suegro constantemente tenían problemas fuertes, a tal grado de liarse a golpes frente a Lucely y sus hijas pequeñas.
Una versión indica que para evitar más problemas, Mario determinó separarse por un tiempo de su familia, sin descuidar la manutención, por eso acudió el domingo a llevar dinero y se quedó a dormir sin pensar que sería lo último que haría antes de morir atacado arteramente.
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