[vc_row][vc_column][vc_column_text]En el inconsciente colectivo, uno piensa en los abuelos y se imagina a viejitos de cabello blanco que caminan encorvados y viven rodeados de nietos sonrientes, quienes escuchan con admiración sus historias de vida y luego todos se abrazan y miman. La postal infunde cuidado, respeto y, sobre todo, amor.
En un mundo ideal quizás esto es posible, pero en México la situación no siempre se da como en una historia de cuento con final feliz. Y habría que preguntarles a ellos, a los adultos mayores, si el martes 28 próximo –“Día de los Abuelos”- tienen realmente algo que festejar.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México hay 13.8 millones de personas de 60 años y más. Las cifras indican que este segmento de la población representa a la fecha 11.3% del total de la población; es decir, uno de cada 10 mexicanos es adulto mayor de 60 años.
Si se revisan las cifras con respecto del género, se observa que la composición poblacional prevalece incluso en las personas adultas mayores, 53.8% del total de adultos mayores es mujer y 46.2% es hombre.
Cómo estamos en Yucatán
Mientras que en México hay casi 14 millones de adultos mayores, en Yucatán habitan alrededor de 200 mil, de los cuales aproximadamente el 15 por ciento radica en Mérida. En muchos casos, son atendidos por los familiares o cuidadores que trabajan en casas de asistencia o asilos, pero lamentablemente falta personal especializado.
El psicólogo Antonio Alonzo Ruiz, director del Centro para el Desarrollo Humano y Habilidades Sociales, S.C (Crehas), trabaja constantemente en la sana convivencia y el enriquecimiento que implica vivir con adultos mayores en la familia.
Para el especialista hay que reconocer que en Yucatán existe todavía una cultura de poner a los abuelos como personas importantes en la familia (“Como los antiguos mayas, que los consideraban hasta sabios en distintos aspectos de la vida, como el político, el social y el religioso”, señala). Sin embargo, los tiempos globalizados que vivimos promueven que esta cultura se vaya perdiendo cada día más”, expresa.
Trabajar toda la vida para.. mantener hijos y nietos
Y para muestra un botón. El psicólogo Alonso Ruiz cuenta el caso de un matrimonio de adultos mayores que, luego de trabajar por más de 30 años, esperaban disfrutar juntos de sus pensiones para trabajar, viajar y pasarla bien.
“Pero esto no es posible ya que tienen un hijo divorciado a quien deben apoyar económicamente y, además, deben cuidar a sus nietos. Es muy normal que un abuelo hoy día te diga: ‘Puedo ir a tal lugar pero sólo hasta determinada hora, porque después debo recoger a mis nietos de la escuela, darles de comer, ayudarlos con la tarea….’”, detalla el especialista.
El director de Crehas hace hincapié en que la situación en la que se encuentran los abuelos de volver a educar –en este caso a sus nietos- no es el mejor escenario. “Lo hacen con gusto pero también les genera emociones encontradas el tema de poner límites porque temen que, si lo hacen, no les caiga en gracia a sus hijos y temen no volver a ver a sus nietos”, explica.
Para el psicólogo esta situación impacta en el bienestar físico, emocional y relacional de los adultos mayores. “A ellos ahora les toca disfrutar de la vida, de su familia, de los hijos y los nietos. Este sería el estado ideal”, apunta.
Abuela que inculca disciplina y valores
Martha Zamudio es abuela. Se casó joven y enseguida tuvo hijas y también enviudó joven. A sus 47 años, Martha tiene cinco nietos, el mayor de 13 años y la menor de uno recién cumplido.
Hoy día y en edad productiva, Martha cuida a dos de sus nietos mientras su hija trabaja. Lo hace con gusto y amor, aunque también considera que hay un abismo de diferencias educacionales entre su mamá, ella y su hija.
“Quiero mucho a mis nietos pero la responsabilidad de cuidarlos es de su madre”, enfatiza.
Además de trabajar independiente, Martha cuida a sus nietos durante las horas que su hija labora. Los lleva a la escuela, los retira, les da de comer, los ayuda con la tarea y los lleva a actividades extracurriculares si tienen.
“No soy una abuela consentidora. Los quiero mucho pero no me pierdo en consentirlos. Para mí lo fundamental es enseñarles a los niños disciplina, reglas y valores”, afirma Martha.
Y si ella difería con su propia madre en la educación de los hijos, hoy día también lo hace con su hija de casi 30 años.
“Los millennials hoy día tienen miedo de educar a sus hijos, son muy permisivos y considero que se ha roto el esquema de disciplina para con los hijos. Los padres hoy día escuchan la palabra ‘disciplina’ y se espantan”, asegura.
El otro día, platicando con su hija sobre el tema, Martha cuenta que su hija estaba sorprendida porque consideraba que determinadas reglas de disciplina eran “militares”. “’Ay, mamá… Si no son soldados’, me dijo mi hija. Yo no me meto en cómo los educa ella, pero cuando están conmigo les enseño a respetar a los demás y hacerse respetar, porque eso nos guía en el entorno en que vivimos”, indica.
Para Martha, la comunicación fluida y compartida con su hija para educar a sus nietos y darles un mismo mensaje las dos, es fundamental en la crianza de los chicos.
Y a pesar de que esta abuela moderna trabaja y cuida nietos, no se la ve cansada. “Lo hago con mucho gusto y lo disfruto. Esta es la mejor herencia que puedo dejarles”, asegura, con una sonrisa.
¿Y cómo le gustaría a esta abuela pasar su vejez?, le preguntamos.
“Me gustaría vivir en mi casa, tener mi espacio siempre y no padecer una enfermedad que no me permita ser funcional. Espero que mis hijas y nietos hagan su vida porque para eso vinieron al mundo y yo no quiero ser una carga para ellos. Eso sí, me gustaría que todos los domingos nos reuniéramos en familia para compartir el momento todos juntos. Realmente sueño con eso, concluye”.- Cecilia García Olivieri.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]