La determinación del Gobierno estadounidense de imponer un arancel del 25 por ciento a las importaciones de acero y aluminio pone en un serio predicamento al sector de la construcción en Yucatán, que crece de manera importante en infraestructura y depende de insumos y materiales de este ramo industrial.
De acuerdo con la dirigencia de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), la medida, anunciada por el presidente Donald Trump, como parte de su estrategia comercial, encarecerá de manera directa a los insumos esenciales para el sector, afectando desde pequeñas empresas, hasta grandes desarrolladoras de infraestructura.
La CMIC dio a conocer que, antecedentes similares han mostraron el impacto que una decisión de este tipo puede tener en la economía. En 2018, tras la aplicación de aranceles a estos materiales, el costo de los insumos de la construcción en el país se disparó 10,3 por ciento en un solo año, con aumentos de hasta 29,4 en costo de la varilla y 18,5 por ciento en estructuras metálicas.
Para Yucatán, donde la industria ha mostrado un crecimiento sostenido, el encarecimiento de estos materiales se traducirá en un alza generalizada en los costos de obra y con ello, la condición de reducir los volumenes de materiales y suministros que demandan los proyectos que están en puerta, adgumentó.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el sector de la construcción en la entidad cerró 2024 con un crecimiento del 2,8 por ciento, superando el promedio nacional quee fue del 1 por ciento el año pasado, primordialmente en casa habitación social, residencial y de lujo, con ingresos que superaron los mil 257 millones de pesos.
Sin embargo, la incertidumbre que genera la posible alza de aranceles podría frenar inversiones y comprometer proyectos en el estado. Expertos de la CMIC adviertieron que, las pequeñas y medianas empresas del sector serían las más afectadas, pues tendrán dificultades para absorber el aumento en los costos o trasladarlos a los consumidores.
Ante este panorama, la diversificación de proveedores y la búsqueda de materiales alternativos se perfilan como estrategias clave para mitigar el impacto. No obstante, constructores y desarrolladores estarán atentos a la evolución de la política comercial de Estados Unidos y a las medidas que el gobierno mexicano pueda implementar para proteger la industria.