[vc_row][vc_column][vc_column_text]La reciente aparición de cocodrilos en diversos cuerpos de agua en Yucatán preocupa a la población, sobre todo porque actualmente estamos en temporada vacacional y ya ocurrió un ataque contra una visitante, en un ojo de agua en Celestún.
Muchas interrogantes han surgido sobre este tema: ¿Por qué estos avistamientos frecuentes de cocodrilos? ¿Es el calor? ¿Algo sucede en la cadena alimenticia de estos animales? ¿Cambiaron su hábitat de ojos de agua y manglares? ¿Por qué se acercan a las playas también?
Yucatán Ahora platicó con René Kantún Palma, director de la Reserva de la Biósfera Ría Celestún (RBRC), quien nos brindó un panorama certero sobre el tema.
El especialista en medio ambiente señaló que en el territorio nacional habitan mil 100 especies de herpetofauna (entre anfibios y reptiles), de estas, el 62% son endémicas; dichas cifras colocan a México en el primer lugar en el mundo en riqueza de reptiles.
La Península de Yucatán comparativamente hablando con los demás estados de la República Mexicana, posee bajo porcentaje de diversidad en reptiles, puesto que se han descrito solo 188 especies, representadas en 104 géneros y 33 familias. “Sin embargo, el total de especies endémicas la ubica en un nivel importante. El 14% de la herpetofauna yucateca es endémica”, explicó el especialista.
Kantún detalló que los cocodrilos son organismos que se ubican en la cima de la pirámide alimenticia. Desde esta posición ejercen una depredación selectiva sobre peces y otros animales, incrementan el reciclaje y redistribución de nutrientes, proporcionan refugios para otras especies asociadas a los cuerpos de agua durante la época de sequía y mantienen abiertos los cursos de agua.
Destrucción de su hábitat o falta de presas
“En fechas recientes se ha reportado la presencia de cocodrilos en humedales, cuerpos de agua someros y manchones de manglar cercanos a la comunidad de Celestún; también en los llamados “ojos de agua” (Baldiosera, Yaxhá y Venecia) utilizados como balnearios populares y/o sitios de visitación turística en los paseos en lancha por la ría. El avistamiento más reciente denota mayor audacia ya que aconteció en la playa. Este comportamiento podría deberse a la destrucción de su hábitat, a la perturbación humana, o a la falta de presas para alimentarse”, detalló el especialista.
La mayoría de los ataques a seres humanos se producen durante la temporada de apareamiento. Los cocodrilos pueden tener menos alimento que en otras épocas debido a la búsqueda de un compañero. También son más agresivos en ese momento en virtud al aumento en sus hormonas.
Kantún Palma explicó que una persona estará más segura en la tierra que en el agua contra un cocodrilo. Sin embargo, es necesario tener cuidado con los cocodrilos también en tierra. Por lo general serán hembras dedicándose a la construcción de un nido para depositar sus huevos, y si ella piensa que su presencia los pone en peligro, atacará sin ninguna advertencia.
“Los cocodrilos instintivamente hacen lo que pueden para sobrevivir, aunque esto signifique tener comportamientos agresivos y territoriales, con eventuales ataques a seres humanos. Debemos guardar las precauciones necesarias, informarnos, respetar las señales que alertan del peligro, también hacer caso a las recomendaciones de las autoridades y los guías turísticos, así como evitar riesgos innecesarios ya que los cocodrilos pueden atacar muy rápidamente, contando con muy poco tiempo para el escape”, indicó.
Mucha gente asume que un cuerpo de agua (río, ría, ojo de agua, cenote, mar, etc.) es seguro para nadar en caso de no ver cocodrilos en la orilla. Para el especialista esto es un grave error si el lugar es conocido por tener cocodrilos cerca, (recordemos que es su hábitat natural), se debe permanecer fuera de ella.
“Pueden estar totalmente sumergidos y será demasiado tarde cuando se percate. Son capaces de doblar las piernas por debajo de sí mismos, por lo que sólo necesitan alrededor de treinta centímetros de agua para estar completamente ocultos”, agregó.
Para el director de la RBRC los seres humanos y los cocodrilos parecen tener más fricciones, especialmente en zonas donde la gente continúa invadiendo el hábitat natural de estos animales.
“Por desgracia, la mayoría de las personas que sufren ataques de cocodrilos, solo han estado en el lugar equivocado en el momento equivocado”, concluyó.- CGO.
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