[vc_row][vc_column][vc_column_text]Un megalito cilíndrico de 12 siglos de antigüedad es restaurado por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Yucatán, el cual sirvió para aplanar el famoso sacbé (camino maya) que une a las ciudades precolombina de Yaxunah y Cobá.
El director de la dependencia federal, Eduardo López Calzada, destacó la importancia de la labor que se realiza con esta gran pieza de piedra, el cual representa uno de los principales instrumentos de ingeniería carretera de la Mesoamérica prehispánica.
Ayer inicio la restauración de la pieza arqueológica denominada, “Aplanadora Maya”, la cual posee más de mil 200 años de antigüedad.
Actualmente, el megalito se encuentra en resguardo del Instituto de Infraestructura Carretera de Yucatán (Incay).
Los trabajos de restauración se realizan por un equipo técnico coordinado por la restauradora Nancy Coronado Guajardo, de la Sección de Conservación y Restauración del Centro INAH Yucatán, así como por la especialista Afifa Cetina.
Mencionó que la labor de las estudiosas consiste en limpieza y estabilización de la pieza arqueológica.
Abundó que al término de la restauración, el INAH hará entrega de la Inscripción de monumentos arqueológicos muebles bajo custodia de particulares del Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos por parte del Gobierno Federal al director general del Incay, Felipe Alberto Canul Moguel.
El arqueólogo del INAH, Fernando Robles Castellanos, explicó que la “aplanadora maya”, también conocida como el mega cilindro maya, se encontró en el kilómetro 35 del sacbé que unía las ciudades prehispánicas de Cobá y Yaxunah.
Recordó que fue descubierta por Alfonso Villa Rojas, en 1934, y posteriormente fue trasladada a Mérida y está bajo la custodia de dicha dependencia estatal.
Expresó que el cilindro de piedra caliza sirvió para aplanar la mega carretera prehispánica que unió dos importantes metrópolis en el clásico tardío.
El sacbé que unía las ciudades prehispánicas Cobá y Yaxunah se considera la obra más relevante de la ingeniería carretera de la Mesoamérica prehispánica, que tuvo más de 100 kilómetros de largo y 10 metros de ancho.
Finalmente, López Calzada añadió que los trabajos de registro de bienes arqueológicos continuarán por el Departamento Jurídico del INAH, durante todo el año, en el marco del 80 aniversario de la creación de dicho Instituto.
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