En Yucatán se ha detectado el plagio de artesanías tradicionales como el bordado y las hamacas, lo que pone en riesgo el sustento de los creadores locales y abarata el valor de sus productos en los mercados nacionales e internacionales.
La titular de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta), Patria Martín Briceño, advirtió que estos casos, aunque en algunos niveles parecen de tipo casero, representan una competencia desleal que afecta directamente a las comunidades artesanas.
“Hemos visto casos en los que se imitan bordados o hamacas, a veces de manera artesanal, pero muchas veces con procesos industriales, y eso tiene un impacto muy fuerte para nuestras creadoras y creadores. Es una lucha de todos los días, porque están invadidas las calles de cosas que son copias”, señaló la funcionaria.
Martín Briceño explicó que las autoridades estatales trabajan en conjunto con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), la UNESCO y el Gobierno Federal para establecer mecanismos de protección inspirados en modelos aplicados en otras regiones del país.
“Estamos tomando el ejemplo de casos como el de los huaraches de Adidas; el Gobierno Federal se está ocupando de estos temas y en Yucatán buscamos que las bordadoras se organicen en cooperativas y registren sus diseños dentro del sistema de derechos de autor”, indicó.
Como parte de estas acciones, se presentará el Manual de Salvaguardia del Bordado Maya, un documento elaborado de manera participativa que busca orientar a las creadoras en temas de propiedad intelectual, comercialización y enseñanza de sus técnicas.
“Este manual es resultado de un ejercicio de gobernanza donde ellas mismas deciden qué consideran importante para proteger su patrimonio, y de ahí surgen también las políticas públicas”, explicó la titular de Sedeculta.
El contenido del manual incluye desde lineamientos para el registro de autoría hasta estrategias pedagógicas y de difusión cultural, con el fin de que las nuevas generaciones reconozcan las diferencias entre los bordados auténticos y las imitaciones industriales.
“No se trata solo de enseñar a bordar, sino de enseñar a valorar lo que representa el bordado maya. También hay capítulos sobre cómo comercializarlo y cómo trabajar con escuelas”, detalló.
Martín Briceño recordó que el año pasado el Gobierno del Estado reconoció a 200 bordadoras que participaron en talleres impartidos junto con el Icatey, lo que les permitió obtener certificados con validez profesional.
“Ese documento les abre puertas, incluso para trabajar en universidades, y les da el reconocimiento que merecen por su talento y conocimiento”, expresó.
Asimismo, adelantó que uno de los proyectos en marcha es la obtención de una indicación geográfica para productos emblemáticos como las hamacas y los bordados yucatecos. “Con esa denominación se podrá identificar qué productos son realmente hechos en Yucatán y evitar que se vendan piezas falsas en plataformas internacionales, donde lo que se ofrece no siempre es artesanal”, afirmó.
Finalmente, la funcionaria destacó que este esfuerzo se integra al movimiento “Original”, que impulsa el comercio justo y la sensibilización del consumidor.
“Estamos protegiendo al máximo nuestro patrimonio cultural, capacitando a los artesanos y también educando a los compradores para que sepan distinguir lo auténtico. Esa es la mejor manera de salvaguardar la identidad yucateca”, concluyó.