Cada 14 de noviembre se conmemora el día mundial de la diabetes, una fecha creada en 1991 por la Federación Internacional de Diabetes y la Organización Mundial de la Salud, y reconocida oficialmente por la ONU en 2006. Su objetivo es aumentar la conciencia sobre una de las enfermedades crónicas más extendidas en el mundo.
En México, la diabetes representa una epidemia silenciosa: 1 de cada 6 adultos la padece, lo que equivale a más de 13.5 millones de personas. Esta cifra mantiene al país entre los primeros lugares con mayor prevalencia, impulsada por factores como la mala alimentación, el sedentarismo, el sobrepeso y la predisposición genética.
El Instituto Nacional de Salud Pública señala que en el estado de Yucatán, el panorama es especialmente preocupante. De enero a octubre de 2025 las autoridades de salud han emitido 5,000 nuevos diagnósticos, convirtiendo a la diabetes en la segunda causa de muerte en el estado. La mayoría de los casos corresponden a diabetes tipo 2, la forma más común y aquella que puede prevenirse en gran medida mediante cambios en el estilo de vida.
Ante este escenario, el Gobierno de Yucatán ha fortalecido sus estrategias para disminuir el avance del padecimiento y mejorar la calidad de vida de las personas diagnosticadas.
Entre las acciones más relevantes se encuentran:
- Campañas intensivas de detección temprana en centros de salud urbanos y rurales, así como en brigadas comunitarias.
- Programas estatales de educación alimentaria dirigidos a escuelas, familias y comunidades, con énfasis en el consumo de alimentos saludables y accesibles.
- Promoción de la actividad física mediante activaciones en parques, espacios públicos y eventos comunitarios para combatir el sedentarismo.
- Atención integral y seguimiento médico para personas diagnosticadas, con acceso a medicamentos, orientación nutricional y monitoreo regular.
En el marco del día mundial de la diabetes, el estado recalca la importancia de la prevención y del diagnóstico oportuno. Aunque los números son elevados, las autoridades insisten en que la enfermedad puede controlarse con hábitos saludables, acompañamiento médico y políticas públicas sostenidas.




