Radar Político/Columna
La elección del 6 de junio ha dejado en Yucatán una nueva correlación de fuerzas políticas: el PAN se levanta con una hegemonía semejante a la que obtuvo el PRI en la elección intermedia de Ivonne Ortega (aunque en ese entonces el tricolor ganó también las 5 diputaciones federales): tiene la mayoría absoluta en el Congreso al haber ganado 14 de 15 diputaciones de mayoría relativa y gobernará al 75% de los yucatecos.
Morena se coloca como segunda fuerza política con cuatro diputados al Congreso local y con los distritos 2 y 5 gana importantes escaños en el Congreso Federal aunque pierde su bastión, Valladolid.
El PRI sufre la peor derrota de su historia, pues incluso en 2000, cuando perdió la gubernatura, conservó una numerosa bancada en el Congreso del Estado; hoy, no ganó ninguna diputación de mayoría, y también por vez primera se quedó sin legisladores federales, incluso en la circunscripción.
Quizá lo rescatable para el PRI es haber ganado algunos municipios importantes, como Motul e Izamal, donde seguramente hallarán refugio algunas corrientes tricolores.
Pierden su registro estatal: PRD, PVEM, Nueva Alianza Yucatán, PES, Fuerza por México, RSP, al no alcanzar por sí solos al menos un 3% de la elección de diputados; sin embargo, tanto PVEM, PRD como Nueva Alianza Yucatán tendrán un diputado plurinominal cada uno, gracias a sus alianzas con Morena o PAN, y el PVEM obtuvo además una cinco presidencias municipales.
El caso de Movimiento Ciudadano es interesante, porque es el único partido que sin alianzas obtuvo el registro estatal, objetivo histórico para esa fuerza política. Es el único de los partidos “pequeños” que obtuvo el porcentaje de votación requerido, lo que en la práctica lo hace ya un partido estatal real, además de ser nacional, con una curul en el Congreso local, una alcaldía, la del icónico Dzemul, y regidurías en al menos 15 municipios más, entre ellos Mérida.
En resumen: definitivamente el triunfo más grande es para el PAN y el gobernador Vila, quien tendrá un Congreso con suficiente mayoría partidista para un cierre de sexenio sin problemas presupuestales.
Morena, avanza y se coloca incluso ganando el único distrito local que no obtuvo el PAN: el VIII con cabecera en Umán. Su presencia en la Cámara de Diputados federal servirá para respaldar las políticas del presidente López Obrador.
El gran perdedor es el PRI, porque cayó al tercer puesto estatal y probablemente no habrá yucatecos priistas en la próxima Cámara de Diputados, algo también inédito. En perspectiva, termina en derrota una generación priista que llegó a grandes alturas, pero debido a divisiones, desprendimientos e imposiciones bajó al sótano de las preferencias.
¿Qué ocurrirá en el 2024? El panorama político cambiará, porque los satélites de Morena desaparecen. ¿Migrarán los priistas a otros partidos o se quedarán intentando sacar a flote lo que queda? ¿Impactará a Morena el cada vez más claro el talante autoritario del presidente? ¿Cómo llegará a Yucatán la campaña nacional del Movimiento Naranja, echada a andar desde Nuevo León?
Termina un ciclo este 2021, pero lo que viene se torna interesante.