El vicepresidente del Senado, Jorge Carlos Ramírez Marín afirmó que en México, la presencia de la comunidad libanesa representa el desarrollo socioeconómico del país, en especial, de Yucatán así como también el enriquecimiento de la afamada gastronomía del Estado.
Reconoció el esfuerzo de quienes desde muy lejanas tierras llegaron a México para convivir, huyendo de la persecución religiosa y de unas inequitativas leyes de sucesión, “por lo que se convirtió en la semilla que tantas oportunidades dio para tantas generaciones, sin importar su apellido”.
En el caso de Yucatán, la migración libanesa permitió la transformación, específicamente, en comercio, con el establecimiento de grandes almacenes.
“La economía libanesa se insertó en la economía mexicana, y en Yucatán significó una profunda transformación, pues permitió la migración de la economía del henequén que decaía en una floreciente economía basada en el comercio, al mismo tiempo que sustentó el turismo en Cancún y en Huatulco”, acotó el legislador federal.
El senador del Partido Verde indicó que también hubo un impacto en la gastronomía, con sabores y olores que enriquecen la comida local.
Enunció la anécdota de que al llevar a sus amigos libaneses a las escuelas de Yucatán no creen que en la salida de los planteles, la comida más emblemática es una variación del quipe libanés, denominado en la entidad como kibis, los cuales, forman parte del folclor yucateco.
En el Senador de la República se declaró que el 22 de noviembre sea el día de la comunidad libanesa en México, en reconocimiento al desarrollo obtenido en el país.