Como un espacio de reflexión unión y alianza, apostando a la colectividad y pluralismo, se llevó a cabo este día la jornada “Resistencias Peninsulares: El Derecho a la Protesta en Yucatán, en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales (CEPHCIS) de la UNAM, con la intención de promover, mantener y fortalecer el diálogo, la tolerancia y una actitud abierta que debe prevalecer en todos los ámbitos.
Durante los trabajos, se hizo énfasis en la necesidad de mantener gran atención en el incremento de la criminalización del derecho a la protesta y las personas defensoras de los derechos humanos.
Cabe señalar que en la sesión participaron periodistas, organizaciones de sociedad civil y defensores de derechos humanos.
“Desde un espacio académico podemos analizar y cuestionar narrativas que estigmatizan a comunidades, pueblos indígenas, colectivas feministas, maestras (os), entre otros actores que han protestado por sus derechos humanos y ese es el espíritu de este evento”, indicó Rodrigo Llanes Salazar, coordinador de las jornadas.
“Al menos desde 2017, se ha tenido colaboración y organización de eventos con la oficina del alto comisionado de la ONU, donde han tenido un papel muy valioso de darnos a conocer los estándares internacionales en materia de derechos humanos, es decir, que dicen las normas internacionales de cómo hacer efectivos estos derechos. Esto es un mensaje fundamental, no sólo para las autoridades de los distintos niveles de gobierno, sino para todas las personas que en cualquier momento pueden ser víctimas de las violaciones de estos derechos”, agregó.
Por su parte, María Guadalupe Méndez Correa, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Estado (CODHEY), resaltó que la oportunidad de manifestarse significa un elemento fundamental del derecho a la participación en toda estructura democrática basada en los derechos humanos y pluralismo.
“Junto con el voto, la protesta es uno de los pilares de la democracia, pues permite la circulación de ideas, además que se erige como una vía de integración de los grupos de atención prioritaria que han sido excluidos históricamente en los asuntos públicos del país”, expresó y recordó que si Elvia Carrillo Puerto no hubiese levantado la voz en su momento, los derechos humanos de las mujeres no hubieran tenido el impulso de lo que hoy se vislumbra en Yucatán.
“Lejos de lo que podrían considerar como revueltas, las protestas forman parte vital de nuestra democracia, en toda la historia de la humanidad los anhelos de un mundo mejor han sido el común denominador. Nuestro anhelo de paz irremediablemente nos remite a un anhelo de justicia social, donde las brechas de desigualdad se cierren un Yucatán, sin diseminación, que dignifique la diversidad de la vida, un Yucatán que merecemos todas (os) (es)”, añadió.
La jornada incluyó el Curso-Taller “Estándares internacionales del derecho a la protesta”, encabezado por Karen Hudlet Vázquez y María Werneck, integrantes de la ONU-DH; además de la mesa panel “Unidxs por los derechos humanos”, donde participaron representantes del Centro por la Justicia, Democracia e Igualdad, de la comisaría de Santa María Chí y el Centro de Derechos Humanos Utsil Kuxtal.