El arrecife más importante del Golfo de México, el Parque Nacional Arrecife Alacranes, enfrenta una serie de presiones que ponen en riesgo su futuro. La pesca ilegal y el turismo creciente amenazan uno de los sitios más ricos de los mares mexicanos, alertó Oceana al concluir la expedición Proyecto Alacranes.
Tras sumergirse en las profundidades de este ecosistema, Oceana, la mayor organización internacional dedicada exclusivamente a la protección de los océanos, identificó la muerte de corales llamados “cuerno de alce” (Acropora palmata), así como una alta presencia del pez león, una especie invasora. Dentro del Parque, el sitio “Canal de anegados” era un campo lleno de Acroporas; sin embargo, durante esta expedición se registró una mortalidad de entre el 85 y el 90% de estas colonias en la barrera arrecifal, lo que representa un desafío para su conservación.
En esta segunda fase de su expedición (la primera fue a los arrecifes de Bajos del Norte, cuyos resultados se dieron a conocer el pasado 13 de septiembre), los científicos de Oceana fotografiaron con cámaras de alta definición ocho sitios, divididos en cuatro zonas. “El objetivo principal es generar mapas 3D para obtener una imagen precisa de los corales, y con ello conocer el estado actual del arrecife para proponer cambios de política pública que favorezcan su conservación. Esta tecnología es innovadora en nuestro país, y nos dará información fundamental sobre la salud de toda la biodiversidad que ahí habita”, expuso Mariana Reyna, líder de la expedición.
El problema de la pesca ilegal y el turismo
El Arrecife Alacranes, ubicado frente a las costas de Yucatán, está sometido a diferentes presiones por factores ambientales, pesca ilegal y falta de una normativa que obligue a la coordinación entre las autoridades encargadas de proteger este patrimonio natural. En una investigación complementaria, utilizando la plataforma de monitoreo satelital de embarcaciones pesqueras, Global Fishing Watch, Oceana identificó 68 embarcaciones realizando posibles actividades pesqueras en la zona núcleo de esta Área Marina Protegida (AMP), donde ningún tipo de pesca está permitida.
Entre 2012 y 2019 estas embarcaciones registraron 857 posibles actividades de pesca en zonas prohibidas. El 39% de ellas (23 de los 68 barcos) regresaron a puerto y reportaron la pesca de producto, confirmando que realizaron estas actividades en zonas no permitidas. Sus recorridos coinciden con sitios donde hay especies de interés comercial como el pepino de mar, la langosta y el caracol rosado.
“La pesca ilegal es una de las mayores amenazas para nuestros mares, porque impide que el área de protección haga su trabajo de recuperación”, dijo Miguel Rivas, director de campaña de Hábitat en Oceana, “Si no se permite que las especies de importancia pesquera se desarrollen, podemos sobreexplotar los recursos de los que depende el ingreso de miles de familias que se dedican a la pesca”.
La importancia de este arrecife radica en que es una zona destinada a la conservación de flora y fauna marina. Algunas de estas especies tienen una categoría de protección, como las tortugas carey, laúd, y caguama, todas ellas bajo una categoría de amenaza o en peligro de extinción.
En este Parque Nacional también habitan especies comerciales que necesitan de estos sitios para crecer y reproducirse. Mantener la pesca alejada de estos santuarios marinos asegura que no se agoten los recursos pesqueros, y que las comunidades puedan continuar aprovechándolos. La investigación realizada en Proyecto Alacranes permitirá evaluar si las actuales restricciones a la pesca son suficientes para garantizar el buen estado de las poblaciones de fauna marina, o si es necesario cambiar los perímetros de las zonas protegidas dentro del Parque.
“Proteger estos sitios es proteger la vida marina. Los arrecifes son semilleros de los que brota la riqueza de los mares, y por eso existen figuras legales para conservarlos. Sin embargo, sin vigilancia efectiva no garantizamos su resiliencia ante las presiones globales que los afectan, y ponemos en riesgo el ingreso de al menos 4, 300 familias que dependen de la pesca en Progreso, Yucatán”, agregó Miguel Rivas.
Respecto al turismo, Oceana señala que desde 2015 estas actividades se han incrementado de manera importante; tan solo en 2018 se registraron 6,737 turistas; es decir, 217 personas por día, una cantidad que sobrepasa el límite establecido para su conservación. En 2019 el turismo tuvo un ligero descenso, y un año después, solo por la contingencia provocada por la COVID-19, se cortó el flujo ascendente de turistas.
El director de campañas de Hábitat señaló que estos hallazgos exponen la importancia de que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) cuente con los recursos necesarios para sus labores de conservación. “Aunque falta procesar la evidencia científica que se recopiló, tanto en Bajos Norte como en Alacranes, estos arrecifes suelen recuperarse de manera favorable si se les reducen sus factores de estrés como el turismo descontrolado o la pesca no sustentable. Estamos a tiempo de rescatar estos sitios y asegurar su futuro”, agregó el científico.
Piden acciones urgentes a las autoridades
Tras la conclusión de la expedición Proyecto Alacranes, Oceana plantea las siguientes recomendaciones a las autoridades mexicanas:
- Hacer cumplir la prohibición de la pesca en las zonas núcleo de Alacranes y proteger los arrecifes de Bajos del Norte.
- Mayor coordinación, comunicación y vinculación entre las autoridades responsables para evitar la pesca ilegal en las zonas donde no está permitida.
- Fortalecer la inspección y vigilancia de los mares con el uso del monitoreo satelital, y transparentar esta información a través de Global Fishing Watch.
Proyecto Alacranes contó con el apoyo de Blancpain, que tiene un legado de exploración y protección de los océanos desde hace 70 años, y gracias a su compromiso con los mares se pudieron obtener estos resultados preliminares que, después de su análisis, darán información más exacta sobre el estado de salud que guarda este importante ecosistema para México y el mundo.