Con 34 años de matrimonio, la pareja de la señora Rosa Elena Canché y don William Cruz Novelo dio una enorme muestra de valor, humanidad, bondad y solidaridad, al arriesgar sus vidas para salvar de las llamas a una mujer y su pequeño hijo.
Entre Canché y Cruz Novelo proporcionaron vital asistencia a los ocupantes del Volkswagen Sedán, que desafortunadamente se incendió en días pasados, en la calle 42 con 63 del Centro de esta ciudad.
Todo comenzó cuando asistieron al Hospital “Ignacio García Téllez” de la T-1, debido a que doña Rosa tenía que entregar un documento para recibir una terapia. En un principio la intención era trasladarse sola en el transporte público, pero finalmente decidieron ir juntos y en motocicleta.
Después de realizar el trámite, ya de regreso rumbo a su domicilio, transitando sobre la calle 42, se encontraron con el vocho y se percataron que estaba derramando gasolina. Al llegar a la 63, se dieron cuenta que el automóvil se encontraba detenido y con la dueña intentando arrancarlo nuevamente.
En una primera instancia, le avisaron a la conductora del Volkswagen el problema del combustible y le hicieron señas que no siguiera manipulando el switch para evitar una chispa.
No obstante, otro vehículo detrás del “escarabajo” no dejaba de insistir con el claxon, lo que originó la desesperación de la mujer del vocho, quien continuó en su intento de volverlo a poner en marcha y se suscitó el siniestro.
“Nuestra primera intención era ayudarla a empujar el coche y hacerlo a un lado, pero ya que vimos el flamazo no dudé, me fui directo sobre el Volkswagen, veo las llamas atrás y el humo negro y traté de abrir la puerta del copiloto, porque el niño estaba gritando desesperado, sintiendo la candela”, expresó don William y aclaró que se trató de un varón y no una niña como se dio a conocer originalmente.
“No pude abrir y le grité a la señora ‘deme a su hijo’, lo abracé, lo bajé, lo logré sacar y se lo entregué a mi esposa, ahí regrese por la muchacha, preguntan si no sentí temor, pero en ese momento no existe nada, se me olvidó el miedo, el peligro, yo solo pensaba ayudar, realmente a eso fuimos, había otro automóvil y ni siquiera se bajaron, se hicieron a un lado y se fueron”, agregó.
Cruz Novelo consideró que la ventaja en este caso para que no pasara a mayores fue la ubicación del tanque de la gasolina del vochito, que se encuentra en la parte delantera del vehículo y el incendió se presentó en la parte trasera.
“Regresé y la señora estaba tratando de salir por la ventanilla del coche, ahí la jalé, pero al jalarla se terminó cayendo, yo igual me fui de lado, aunque ya ella se va también con mi esposa, entonces otra señora que trabaja en el Ayuntamiento, a la que también se le descompuso su auto, pidió un extinguidor, la conductora ni su nombre podía decir, casualmente pasaba una ambulancia por ahí, le explicaron, se bajaron y los atendieron. Cumplimos con lo que nos mandó el corazón, los principios, los valores, mi corazón me dictaba ayudar, no pensaba en miedos, sobre todo porque vi al niño, se me chamuscaron los vellitos del brazo izquierdo y tuve un golpe en un pie, pero lo importante es que lo que hicimos”, afirmó.
Doña Rosa y don William procrearon a unos gemelos, Fernando y William, actualmente de 32 años de edad, y son los felices abuelitos de una parejita de 12 y ocho primaveras.
“Estábamos en disposición de apoyar a la señora, pero no pensamos a qué magnitud, cuando su carro se paró y el auto de atrás le empieza a pitar decidimos ayudar y ese tiempo que se ganó evitó que se propagara más el fuego, dado que en el momento que dijo agarrar fue en segundos, ya venía derramando gasolina, el vehículo estaba empapado, por eso el flamazo fue grande, llegó cerca del capirote, realmente nosotros no conocimos el miedo porque se escuchaban los gritos del niño, más de él que su mamá, gritos de pánico, que en mi vida había escuchado de nadie, sólo le veía su rostro y me sentí desesperada,”, dijo doña Rosa.
“Yo no me podía acercar para no entorpecer y que él (don William) tuviera espacio, pero vi como prácticamente desapareció entre el fuego y el humo, por bendición de Dios no le pasó nada grave, cuando logra sacar al niño corro a abrazarlo, porque estaba desesperado, no sabía para dónde ir, gritaba y gritaba, esos segundos que se ganaron permitieron que se les pudiera rescatar y no se hayan quemado, si se perdía más tiempo el vehículo podía agarrar más fuego, ese carro se iba a terminar de incendiar, nadie los iba a poder sacar y cuando saliera el muchacho que llevó el extinguidor ya iban a estar atrapados en el fuego”, añadió.
Al llegar a su hogar, la pareja de héroes ciudadanos se encontraba en shock y todavía no asimilaban lo que acaban de hacer.
“Le dije a mi esposo, no sé qué siento, siento algo extraño en mi cuerpo, eran como sentimientos encontrados, ver al niño, lo que se hizo, cómo fue posible, fue horrible, en ese momento nos comimos un pedacito de pastel, gracias a Dios creo que sólo fue una sensación. Tengo nietos y todos estamos en riesgo, todos, no hay una persona que no lo esté, el menor gritaba ‘no quiero, no quiero’, impactado por el fuego, yo lo abracé y lo apreté para que se sintiera seguro y le dije “ya, ya, no pasó nada, estás bien”, se logró salvarlos, sin sufrimientos, sólo los pequeños golpes, pero de lo peor, fue lo mejor que pudo haber sucedido, que bueno que se pudo conseguir, Dios nos dio esa fuerza”, manifestó Canché.
Cabe señalar que en la desesperación, las carreras y posiblemente en la caída de la conductora afectada, el celular de don William se extravió y hasta hoy desconoce si alguien lo tomó. Incluso, el teléfono de la señora del Volkswagen igual ya había “desaparecido” y solo porque empezó a preguntar por su dispositivo fue que se lo “devolvieron”.
“Uno de mis hijos, William, está orgulloso de los padres que tiene, creo que esto es ejemplo para él y su hermano, en ese momento no pensé en mí, sino en los que estaban ahí adentro, mi voluntad era ayudar, nuestros padres nos inculcaron que entre los valores del ser humano está ayudar sin esperar nada a cambio, las personas siempre deben estar dispuestas a apoyar en cualquier momento, hay una criatura que salvar, no te pones a pensar, para eso tiene uno principios, para eso nos educan, se siente uno bien, lo de mi brazo es lo de menos, el sentimiento de estar bien y haber ayudado me deja más que satisfecho, no mide uno cuando se trata de una labor como esta, cuando uno está consciente que debes hacerlo sin pensar si me voy a lastimar o perder la vida, es lo que me dictaba el corazón”, explicó Cruz Novelo.
Ambos integrantes del matrimonio laboran como empleados y doña Rosa además elabora piñatas para vender de la más alta calidad, los dos hoy representan todo un ejemplo de ese cariño entre los seres humanos que tanto adolece este mundo.