El inicio de la nueva administración estadounidense encabezada por Donald Trump, establecida este 20 de enero, ha generado preocupación en el sector exportador de Yucatán debido a posibles políticas arancelarias que afectarían gravemente el comercio binacional.
El mandatario electo ha señalado reiteradamente una serie de medidas que impondrá a México presionando a establecer acciones contra la introducción ilegal de estupefacientes a su nación.
Alejandro Guerrero Lozano, presidente de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index) en Yucatán informó que, como medida precautoria, las empresas han enviado todo su inventario disponible al mercado estadounidense antes de la implementación de nuevas reglas comerciales.
El anuncio reciente de Trump sobre la creación de un “Servicio de Impuestos Externos” para recaudar aranceles extranjeros ha incrementado la incertidumbre. Durante su campaña, el mandatario propuso un impuesto del 25 por ciento a productos mexicanos como medida para controlar el flujo migratorio y el trasiego de drogas, lo que, según Guerrero Lozano, podría impactar severamente la economía de ambos países, pero en especial a las cadenas productivas de empresas localizadas en Yucatán.
El empresario consideró que, aunque gravar todas las exportaciones mexicanas parece inviable, algunos sectores como el automotriz, aeroespacial, electrónico y médico podrían ser los más afectados. Además, destacó que México, como respuesta, ha planteado gravar productos estadounidenses en un esquema recíproco.
En 2024, México generó 800 mil millones de dólares en exportaciones hacia Estados Unidos, lo que representa una importante interdependencia económica.
Sin embargo, Guerrero Lozano advierte que un aumento arancelario podría desatar inflación, desabasto y dificultades en la cadena de suministro global.
Yucatán busca mitigar estos riesgos a través del nearshoring, con 400 proyectos de inversión privada que representan 168 mil millones de pesos, destacando sectores como el textil, aeronáutico y automotriz.
Mérida se ha consolidado como la ciudad más competitiva del sureste, pero la dependencia del mercado estadounidense sigue siendo significativa, ya que el 81.2% de las exportaciones mexicanas tienen como destino ese país.