[vc_row][vc_column][vc_column_text]Dato Médico/Axel Burgos
La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica caracterizada por niveles de azúcar (glucosa) en sangre elevados.
A la glucosa que circula por la sangre se le llama glucemia. El aumento de glucemia es el resultado de defectos en la secreción de insulina, en su acción o en ambas. La insulina es una hormona que fabrica el páncreas y que permite que las células utilicen la glucosa de la sangre como fuente de energía.
Un fallo de la producción de insulina, de la acción de la misma, o de ambas cosas, genera un aumento de los niveles de glucosa en la sangre (hiperglucemia). De no controlarse adecuadamente, a largo plazo, la presencia continua de glucosa alta en la sangre puede provocar alteraciones en la función de diversos órganos, especialmente los ojos, los riñones, los nervios, el corazón y los vasos sanguíneos.
La diabetes mellitus es una enfermedad que se presenta con mucha frecuencia entre la población general. Los dos principales tipos de diabetes son la diabetes tipo 1, antes llamada infanto-juvenil, y la tipo 2, antes conocida como la del adulto.
Esta última supone en torno al 90 % del total de los casos de diabetes y su incidencia está aumentando de manera muy llamativa en los últimos años, en relación con los cambios en el estilo de vida, cada vez más sedentario y con una dieta que favorece la ganancia de peso.
Recientemente se ha acuñado el término “diabesidad” unificando estas dos enfermedades muy estrechamente asociadas, diabetes tipo 2 y obesidad. De hecho, el 85 % de las personas con diabetes tipo 2 tienen exceso de peso. En los últimos tiempos se está viendo un fenómeno nuevo, el diagnóstico de diabetes tipo 2, la anteriormente conocida como del adulto, en niños. Esto va en paralelo con la obesidad infantil, que está creciendo de manera exponencial.
La diabesidad se podría considerar la epidemia del siglo XXI. En España, el estudio [email protected] (publicado en 2012) encontró que el 13.8 % de los mayores de 18 años presenta diabetes tipo 2, lo que equivale a más de 5 millones de personas. De éstas, más del 40 % desconocían que presentaban la enfermedad.
La diabetes tipo 1, por el contrario, no está relacionada con el estilo de vida. A pesar de ello, su incidencia también está aumentando, aunque de manera mucho más moderada. No se conoce la causa de dicho incremento, aunque se han postulado diferentes teorías, ninguna confirmada. La mayoría de las diabetes tipo 1 se originan por un proceso autoinmune, que afecta a las células del páncreas que producen la insulina.
Por definición, todos los pacientes que presentan diabetes tipo 1 deben tratarse con múltiples inyecciones diarias de insulina, a diferencia de lo que sucede con los tipo 2, que pueden tratarse con estilo de vida y pastillas, aunque muchos acaban precisando insulina. A día de hoy no contamos con ningún tratamiento que pueda prevenir la diabetes tipo 1. Se ha ensayado con una serie de fármacos, pero sin ningún éxito hasta el momento.
El panorama cambia radicalmente para la diabetes tipo 2, donde la prevención puede desempeñar un papel muy importante. En primer lugar, hay que detectar quiénes están en riesgo de presentarla para concentrar la estrategia preventiva en estas personas.
Diabetes tipo 2
En este tipo de diabetes la capacidad de producir insulina no desaparece pero el cuerpo presenta una resistencia a esta hormona. En fases tempranas de la enfermedad, la cantidad de insulina producida por el páncreas es normal o alta. Con el tiempo la producción de insulina por parte del páncreas puede disminuir.
Causas:
1. Factor genético o hereditario. La diabetes tipo 2 tiene mayor riesgo hereditario que la tipo 1. En casi todos los casos un padre o un abuelo tienen la enfermedad. En el caso de gemelos idénticos, si uno tiene la enfermedad, el otro tiene un 80% de posibilidades de desarrollarla.
2. Estilo de vida. El 85 % de las personas con diabetes tipo 2 tienen exceso de peso. El porcentaje restante a menudo tiene un defecto hereditario que causa resistencia a la insulina.
Diagnóstico:
Las personas con diabetes tipo 2 pueden estar años con la glucosa alta sin tener síntomas de diabetes. Muchas veces el diagnóstico es casual al realizarse un análisis de sangre o de orina por otro motivo. La poliuria, polidipsia, polifagia, fatiga y pérdida de peso características de la diabetes tipo 1 también pueden estar presentes.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]