Radar Político
En círculos políticos y entre el café y la sobremesa, una pregunta comienza a circular: ¿a qué aspira Angélica Araujo? Su reaparición en redes sociales para explicar la construcción del controvertido paso deprimido en Prolongación Montejo y Circuito Colonias ha causado más extrañeza que empatía. ¿Por qué ahora? ¿Por qué revivir un tema que, para muchos, representa uno de los más grandes errores en la historia reciente de Mérida?
Angélica Araujo hizo una campaña atractiva, con el eslogan “Mérida como te quiero”, que generó altas expectativas. Fue presidenta municipal entre 2010 y 2012, y luego senadora de la República de 2012 a 2018.
Empero en el imaginario colectivo, lo que persiste no son los logros, sino los rezagos: los baches que dominaron la ciudad, el sistema de recolección de basura que colapsó, y las infames “lámparas chinas” que dejaron a buena parte de la capital en penumbras.
Hoy, en pleno 2025, hay quienes creen que la otrora priista —considerada por muchos como la peor alcaldesa del tricolor— busca abrirse paso nuevamente en la vida política.
No faltan voces que aseguran que su destino está ligado a Morena, ese refugio que ha dado nueva vida a tantos ex priistas en busca de redención o de poder.
Sin embargo, otros opinan que su tiempo ya pasó. Intentar reivindicar su administración a estas alturas parece más un ejercicio de nostalgia mal calculado que una estrategia efectiva.
Las heridas siguen abiertas en la memoria de los meridanos. La llamada “joya de la corona” fue recuperada para el PRI en su momento, sí, pero se gobernó tan mal que ni los colores ni los lemas pudieron salvarla del desencanto.
Angélica Araujo vuelve al ruedo con una explicación que nadie pidió, y quizás con aspiraciones que pocos comparten. La pregunta sigue en el aire: ¿quiere volver? Y si es así, ¿quién la está esperando?
