Yucatán es un Estado muy rico en historia, con muchos temas poco conocidos y entre esa brillante diversidad destaca una escultura conocida como el Cristo Maya o Cristo de Maní, con características muy particulares, reflejo de la conquista, colonización y la fusión entre la cultura local y la española.
Al interior del Convento de San Miguel Arcángel, en este maravilloso “Pueblo Mágico” yucateco, a un costado de la entrada principal, se encuentra este monumento de piedra tallada, cuya imagen representa a un Cristo con particularidades visiblemente marcadas.
“Hay que fijarse de sus extremidades, de la estatura, esta idea de representar al maya de Yucatán en este nuevo Dios que acababa de llegar a la Península era muy importante”, expresó Andy Interián Chan, titular de la Dirección de Turismo de Maní.
Originalmente, la figura no se encontraba al interior del Convento, sino en lo que hoy es el atrio, en su momento el sitio donde los nativos eran evangelizados por los españoles.
“Se debe que a los mayas se tenían que ver en este nuevo Dios; existen en Yucatán las cruces de color verde, también conocidas como pasionales, por lo elementos que están añadidos, pero más allá de eso, el verde representa igualmente la importancia del árbol sagrado de los mayas”, indicó.
“Así se fusionan elementos e inician los conocidos sincretismos, en Maní se vive, se baila, se festeja, se come y se viste a través de los sincretismos. En ese momento en que chocan la cultura española y maya, nace una nueva que permea en una sociedad que estaba enfrentando cambios y la adopta”, agregó.
La imagen de Jesús refleja una muy corta estatura y en su costado derecho sobresale una especie de bolsa de henequén.
“Crea una identidad, la del maya yucateco, la idea era que los nativos que venían a ser evangelizados, que asistían a la doctrina, se vieran en el nuevo Dios que acababa de llegar y obviamente se identificaran”, concluyó.
