[vc_row][vc_column][vc_column_text]Radar Político/Columna
Lejos, apartado del presidente, incluso detrás de las cintas que delimitaban el espacio de la mañanera, así se vio a Joaquín Díaz Mena, el “superdelegado” federal en Yucatán.
El oficialmente llamado representante de Andrés Manuel López Obrador en Yucatán permanecía serio, desencajado, con una carpeta bajo el brazo, como muchos de los que hacen antesala para que los atienda el mandatario.
La imagen que presentaba esta mañana “Huacho” Díaz en la Base Aérea Militar no era la de aquel con derecho de picaporte ante López Obrador, sino más bien de alguien “apestado”, de esos a los que mientras más lejos mejor.
El “apartheid” político de Díaz Mena fue evidente, no solo para los periodistas que cubrieron la conferencia de prensa matutina, sino también para quienes conformaban la comitiva del mandatario federal y de los funcionarios que acompañaron a López Obrador en la mañanera, entre ellos el gobernador Mauricio Vila; el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval González, y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
Se vio solo a “Huacho” Díaz, sin un solo acompañante, ya sin el “encanto” que tenía en sus primeros días como “superdelegado”, cuando incluso se mencionaba que podía ser una especie de “gobernador paralelo”.
En la mañanera no hubo ninguna referencia al trabajo del representante del gobierno federal en Yucatán, quien prácticamente se desempeña como un administrativo más, carente de juego político.
Por el contrario, hubo elogios al gobernador Vila y a sus colaboradores en materia de seguridad.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]