“No me he ido a México, sigo aquí en Mérida; no tiré mi celular al monte, aquí lo tengo, es el mismo que siempre he tenido y si no lo enciendo es por las agresiones que he sufrido por parte de la familia de Majo”, asegura Daniel B.M., el novio de María José R.C., la joven que murió la madrugada del pasado lunes al caer del tercer piso en un edificio de departamentos en Montes de Amé.
En entrevista para el bloguero El Yuca Cabezón, el joven mesero de 23 años y empleado de La Recova narra cómo fueron las últimas horas de vida de la joven de 18 años, a quien asegura conoció en su sitio de trabajo.
Daniel afirma que no es ni feminicida, ni asesino ni tratante de blancas.
Dicen que tú llevabas niñas para que los clientes de la Recova hicieran compañías a señores y les pagaran. ¿Es verdad eso?, le pregunta el entrevistador.
“Claro que no, para nada. Están sacando de versiones no sé de qué manera me quieren culpar a mí, dicen que soy un feminicida, un asesino, que soy tratante de blancas, que estoy prófugo en México, que me fui a Cancún, que tiré mi celular al monte, pero nada de eso”, responde Daniel, a quien por momentos durante la entrevista se le quiebra la voz.
Relata que el domingo quedó de salir a tomar con María José, y cuando pasó por ella de entrada ya estaba molesta porque el joven llegó a tarde a buscarla, pues ese día tuvo que trabajar.
Finalmente luego recibir sus reclamaciones se trasladaron al bar Shotimilco, ubico en el norte de la ciudad, donde se vieron con Erika R.C., Michel A. y otra persona del sexo masculino, en cuyo departamento continuaron el “after” al salir del establecimiento.
A Erika y su esposo los conocía por ser clientes de La Recova. A María José la conoció en ese mismo sitio y de ahí empezaron a ser novios.
Estando en el departamento del amigo Majo comenzó a discutir porque ya quería irse, y Erika se ofreció a llevarla a su departamento en el edificio Elite para que descansara y cuando terminaran de tomar Danie pasaría por ella.
María José aceptó y ambas mujeres se trasladaron en Uber a los apartamentos Elite, distantes de ocho o 10 minutos del primer departamento.
Un rato después le marcó Erika y le dijo que Majo se había puesto intensa, que estaba peleando y le pedía que fuera por ella. Daniel le dijo que sí, que pasaba por ella.
No transcurrió mucho tiempo cuando recibió una segunda llamada de Erika, quien le pedía que se apurara porque María José se había puesto más intensa.
La joven logró abrir la puerta del apartamento y salió, incluso estuvo tocando en los otros departamento. Al oír esto Daniel se puso en camino hacia el edificio Elite, acompañado de los otros dos hombres.
Mientras ellos se traslaban María José logró llegar hasta una terraza que hace funciones de balcón compartido entre departamentos. Ahí encontró una carriola sobre la cual se paró y perdió el equilibrio hacia el vacío, cayendo desde el tercer piso, a una altura de unos siete metros.
Daniel relata que cuando llegó ya estaba ahí la policía. “Ya estaba cerrada el área, me bajé rápido y lo primero que hice fue quitar las cintas, me acerqué y la quise abrazar en ese momento, pero ya no me dejaron”.
“Yo me alteré porque la policía no me quería dejar que la abrazara. Quiero ver si es verdad, yo no lo creo, les decía. Quedé en shock en ese momento y no sabía qué hacer (se le quiebra la voz). Llegaron tres o cuatro policías, me detuvieron, me esposaron y me preguntaron de qué te toca. Es mi pareja, les dije”.
“No te vas a mover, me dijero, quédate acá. Estás muy alterado, yo ya me había puesto violento. Si te entiendo, me dijo un policía, pero todo lleva su proceso. Lo que hice fue marcarle a toda su familia, nadie me contestaba. Su primo Armando fue el único que me contestó. Le conté lo que sucedió. Le mandé la ubicación”.
Daniel cuenta que poco después llegó la mamá a los departamentos, pero no la dejaron entrar. “Yo vi que estaba gritando que no es posible que su hija se tirara, y pedía que la dejen entrar”, recuerda el joven.
“Yo gritaba el nombre de su mamá y les decía que la dejaran pasar, gritaba también el nombre de su primo Armando. Yo ya estaba detenido, no podía hacer nada, pues ya no tenía pila. No sé por qué dicen que tiré mi celular al monte, aquí está mi celular. No lo he prendido por todo lo que está pasando”.
Daniel asegura que está escondido no porque sea culpable, sino por cómo es la familia de Majo y por el rumbo que están tomando las cosas, porque la familia de la joven a toda costa quiere que él sea considerado el culpable.
“Temó por mí, por mi familia, ese día que pasaron los hechos fueron y apedrearon mi casa, fueron al lugar donde trabajo, dijeron que yo me estoy escondiendo”, reconoce. “Cuando me requiera la Fiscalía yo estoy disponible, no tengo nada que esconder”.
Narra que después de que levantaron el cuerpo, ya en la mañana, le quitaron las esposas y “me dijo la policía que yo no tengo nada que ver, que las cámaras de video muestra que yo llegar hago”.
¿Por qué no fuiste al velorio?, le pregunta El Yuca Cabezón.
“No fui al velorio porque me iban a decir que fue mi culpa, que porque la dejé ir, conozco cómo es la familia y sé que de momento no me iban a entender, me iban a decir que es mi culpa porque yo no estaba ahí. Acepto que sí no debí haberla dejado ir, pero yo no sabía que iba a pasar eso, en ningún momento pasó por mi mente que iba a pasar eso.
“El martes por la tarde logré hablar con uno de sus primos por teléfono, me insultó, y ya luego me marcó otro de los primos de María José”.
¿Con quiénes ya hablaste de la familia de ella?
Hablé con su primo Toño, luego hablé con el papá de María José, le expliqué todo, luego hablé con la pareja actual de su mamá, la mamá no me quiso tomar la llamada.
Finalmente Daniel reitera: “Yo sigo aquí en Mérida, no me ido, sigo teniendo el mismo celular, pero no lo enciendo por la forma en que me están agrediendo”.