La adquisición de una vivienda para las nuevas generaciones se ha convertido en un tema que se aleja cada vez más entre las nuevas familias, debido a la inflación, al encarecimiento de los costos de la tierra y construcción y con ello, los bajos salarios que debengan los trabajadores.
Las condiciones de baja rentabilidad económica para las constructoras dedicadas a la edificación de vivienda popular, la volatividad en los costos inmobiliarios y factores económicos que impactan en la competitividad laboral son factores que están ocasionando una crisis en la compra de casa popular para las nuevas generaciones.
Algunos datos que aporta la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda indican que, tan solo en la zona conurbada de Mérida, el rezago en la construcción de vivienda económica es de aproximadamente 25 mil viviendas en los últimos cinco años, esto es, unas 5 mil casa anuales.
Por ello, adquirir una vivienda se ha convertido en una meta casi inalcanzable para los jóvenes yucatecos. La misma institución indica que, este problema se ha agudizado en una década.
Es el caso que, la posibilidad de que este sector de la población, que crece anualmente hasta en 7 mil parejas anuales logre tener un patrimonio propio se ha desplomado drásticamente, dejando a miles de familias sin opciones claras para acceder a un hogar.
Al respecto, Sergei López Cantón, presidente de la Canadevi en Yucatán señaló que, en 2015 aproximadamente 3,500 jóvenes menores de 30 años, pudieron adquirir una vivienda en Mérida.
Sin embargo, para 2023 esta cifra cayó de manera alarmante a solo 300, representando una disminución del 91 por ciento. Este panorama evidencia una severa crisis en el acceso a la vivienda para las nuevas generaciones.
Patrimonio inaccesible, principal reto de los menores de 30 años en Yucatán
López Cantón señala que dos factores principales han contribuido a esta situación: la pérdida de poder adquisitivo y la eliminación de subsidios gubernamentales. Hasta 2019, los jóvenes podían contar con apoyos de hasta 90 mil pesos para la compra de su primera casa, lo que representaba una ayuda significativa para concretar esta aspiración.
No obstante, la desaparición de estos subsidios dejó a muchos sin la posibilidad de cubrir los altos costos iniciales que implica adquirir una vivienda.
El contexto económico también juega un papel crucial. El aumento en los precios de las viviendas, la falta de incrementos salariales proporcionales y las condiciones restrictivas de los créditos hipotecarios han profundizado las dificultades.
Además, los desarrolladores enfrentan retos para construir viviendas de interés social que sean viables para este sector, pues el costo de los terrenos y materiales ha subido considerablemente.
Mientras tanto, el sueño de tener casa propia sigue alejándose para miles de jóvenes yucatecos. Ante esta realidad, organismos como la Canadevi hacen un llamado a las autoridades para restablecer programas de subsidio y generar políticas públicas que impulsen el acceso a la vivienda para los menores de 30 años.
Según expertos, el regreso de los apoyos podría ser clave para revertir esta situación y dar a las nuevas generaciones una oportunidad de construir su patrimonio.
En una región donde la vivienda ha sido históricamente un pilar del desarrollo familiar y social, la caída en las cifras de adquisición por parte de los jóvenes no solo impacta a nivel personal, sino que también tiene consecuencias económicas y sociales a largo plazo.