Lo que alguna vez se anunció como una alternativa sustentable para modernizar el turismo en Mérida ha terminado en el abandono. Las calesas eléctricas, presentadas en 2020 por el exalcalde Renán Barrera Concha, serán retiradas de circulación y enviadas al zoológico del Centenario y al parque Animaya, tras fallar como proyecto de movilidad urbana.
Durante su conferencia semanal, la alcaldesa Cecilia Patrón Laviada informó que solo una de las unidades continúa operativa, mientras que el resto se encuentra fuera de servicio debido a que las baterías no son capaces de soportar los trayectos turísticos. Esto ha evidenciado una falta de planeación técnica en la implementación del proyecto.
Con una inversión de 3 millones de pesos provenientes del erario, el proyecto pretendía eliminar el uso de caballos en los paseos turísticos del Centro Histórico, en respuesta a las denuncias por maltrato animal. Sin embargo, en lugar de representar un avance tecnológico, las calesas eléctricas se han convertido en símbolo de improvisación y mala gestión de recursos públicos.
Promesas como la movilidad sostenible, el bienestar animal y la innovación turística quedaron solo en el discurso. A cuatro años de su lanzamiento, las unidades eléctricas, que aún lucen nuevas, se empolvan en los talleres municipales o serán desplazadas a espacios cerrados, lejos del uso para el que fueron adquiridas.
Este caso se suma a otros proyectos fallidos que cuestionan la viabilidad de inversiones públicas sin diagnósticos técnicos adecuados, dejando entrever que, en Mérida, la innovación muchas veces queda a medio camino.