En la víspera de recibir el 2025, el Arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, recordó a la sociedad yucateca que se trata de un calendario diferente, Jubilar, Año Santo de la Encarnación, que puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente.
En la Iglesia católica, el Año jubilar o Año Santo es un tiempo en que se conceden gracias espirituales singulares o indulgencias, a quienes cumplen determinadas condiciones, a imitación de la misma conmemoración por parte de los israelitas mencionado en el Antiguo Testamento.
“Para nosotros los cristianos será 2025 un año diferente, pues celebraremos un Año Jubilar, un Año Santo de la Encarnación. El jubileo es una celebración que de ordinario tiene lugar cada 25 años y en la que se concede la indulgencia plenaria, es un año extraordinario de gracia, de llamado a la conversión y de muestra de la misericordia divina”, indicó monseñor en su mensaje”.
“Esta es la razón por la que también los matrimonios celebran de manera extraordinaria su 25 y su 50 aniversario de unión, al igual que los religiosos (as) celebran en los mismos tiempos sus aniversarios de votos y los sacerdotes celebramos nuestros aniversarios de ordenación. La Santa Iglesia se ve reflejada en cada alianza matrimonial, en cada alianza religiosa y también en la alianza sacerdotal”, añadió.
Asimismo, Rodríguez Vega consideró que el 2025, como Año Jubilar, es una excelente oportunidad para que retorne la paz y la justicia que tanto anhela nuestro país.
“El Año Santo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de personas, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna. Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas durante el Año Santo que, según el mandato bíblico, nos debe devolver a cada uno el acceso a los frutos de la tierra”, manifestó.
“¡Les deseo de corazón a todos ustedes, un Feliz y Próspero Año Nuevo 2025!”, concluyó el Arzobispo.