La expansión inmobiliaria y agropecuaria alteran el hábitat del jaguar en la Península de Yucatán, por lo que al provocar zonas altamente fragmentadas impiden el desarrollo del felino, advirtió la directora de Conservación en México del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), María José Villanueva.
Afirmó que “es muy pronto para saber sobre los efectos del Tren Maya” sobre esta especie protegida, y en tanto se realizan los respectivos estudios, recomendó que “se debe de trabajar en los sitios (donde pasa el monorriel) para remediar una posible amenaza al jaguar ante una probable pérdida de hábitat y fragmentación del territorio”.
Resaltó que “en Yucatán se trabaja en la conservación del espacio del jaguar”, y ejemplificó el caso de los manglares y el Puuc, sin embargo, alertó sobre la existencia de zonas altamente fragmentadas, debido al crecimiento del sector inmobiliario, agrícola y pecuario.
Durante la presentación del Informe “Conectando Puntos: El impacto socioeconómico de los hábitats del jaguar en Latinoamérica”, fue durante la sección de preguntas y respuestas cuando habló con detalle sobre la situación que prevalece en México, así como en la Península de Yucatán.
Comentó que en 2018 se efectuó el Segundo Censo Nacional del Jaguar, al contabilizar a cerca de cuatro mil 800 ejemplares y añadió que en breve se efectuaría otro estudio en el país.
Catalogó al jaguar como una especie sombrilla, ya que al ser protegido se conserva a la flora y fauna que comparten su hábitat, así como una especie para medir el estado de salud del ecosistema además de ser una especie clave para evaluar el impacto de la degradación ambiental.
Incluso, el jaguar es una especie de alto valor cultural y simbólico, con una amplia cosmogonía en las culturas del continente, sobre todo, en México.
El hábitat del felino comprende desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de Argentina, donde existen cerca de 170 mil individuos, de los cuales, el 80 por ciento habita en el Amazonas, puntualizó.
Tristemente, en esta región ya se perdió el 50 por ciento de las zonas de conectividad y cuyo hábitat se ha fragmentado, a consecuencia de diversos factores, tal el caso de la falta de coexistencia del sector agropecuario con el jaguar.
Finalmente, remarcó la urgente necesidad de crear nuevas Áreas Naturales Protegidas (ANP), conservar los sitios ya existentes y apoyar los santuarios naturales cuya conservación están a cargo de pueblos indígenas.