El cambio climático ha provocado en la milpa de la Península de Yucatán el desfase de un mes en el sistema de cultivo tradicional, pues ahora los agricultores tienen que esperar hasta julio para trabajar, afirmó el confundador del Colectivo Lignum Laboratorio Eco Social, Isaí Miranda Ojeda.
Aclaró que la problemática se registra con los campesinos que dependen del temporal, los que no utilizan sistema de riego para atender su milpa.
“Hace ocho años, la gente no creía en el cambio climático, hoy los milperos ya se dieron cuenta del atraso de las lluvias y ahora tan sólo dicen: ‘hay que adaptarnos’”, resaltó.
Tradicionalmente, los agricultores de la región cultivaban en junio para que el temporal regara sus cultivos de maíz, calabaza, pepino, yuca, camote, tomate, y leguminosas, como las ibes y el frijol, ahora sus labores inician a partir de julio, ya que de contrario, simplemente no habría producción.
Pese el desfase de las precipitaciones pluviales, a partir de mayo no fallan las ceremonias de Cha Chaac, pedir un buen temporal al dios maya de la lluvia, ceremonia en la cual está prohibido la entrada de mujeres, subrayó el ponente en su conferencia denominada “La milpa yucateca, los maíces peninsulares en la gastronomía mayada y la agrodiversidad para la alimentación”.
Ante estudiantes de diversas escuelas aseveró que aún permanece numerosas creencias en torno a la milpa, como el pedir permiso a los dueños del monte para que puedan trabajar la tierra, por lo que entre febrero y abril realizan el sistema de roza-tumba-quema, y en mayo, un hmen o sacerdote maya le reza a Chaac, dios de la lluvia.
Miranda Ojeda mencionó el sincretismo que hay en estas ceremonias agrícola, pues el hmen, de manera simultánea le reza a las divinidades prehispánicas, como Chaac y los haces, de la lluvia, y a Ik, dios del viento, entre otros, también involucra a Jesucristo, a la Virgen María o sus advocaciones, y a algunos santos.
Asimismo, hay una variante de maíz blanco denominado pix Cristo, debido a que tiene unas vertientes rojas que emulan la sangre de Jesús.
Explicó que en la milpa, los agricultores trabajan hasta con 50 variedades de semillas, mientras que en los cultivos de traspatio se utilizan hasta 200 variedades.
Cada productor utiliza dos variedades de maíz, “pues si una no pega, con la otra tendrá más suerte”, además que cada milpero pone de tres a cuatro semillas cada metro, sin embargo, en el Colectivo, a la gente del campo se le demostró que pueden tener éxito al colocar dos semillas cada 30 centímetros, concluyó.