[vc_row][vc_column][vc_column_text]Ante los diversos fenómenos naturales que en México han provocado daños materiales, personas lesionadas y defunciones, el arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, descartó que éstos sean castigo divino y mucho menos un presagio del fin del mundo.
Durante su homilía dominical, lamentó los efectos de los huracanes, terremotos, inundaciones, mar de fondo y otros acontecimientos que forman parte de la naturaleza.
Reprobó los abusos generados a consecuencia de estos sucesos, con los cuales se pretenda asustar a las personas, cuando lo que se debe de realizar es apoyar a los afectados, motivo por el cual, ayer las iglesias fungieron como centros de acopio.
Durante la misa que ofició en la Catedral de San Idelfonso de Toledo, aseveró que: “En estos días nuestro corazón está triste, pues estamos acompañando a nuestros hermanos y hermanas damnificados a causa de los sismos del jueves 7 y del martes 19, lo mismo que a todos los afectados por los huracanes”.
Remarcó que: “Nuestra fe nos hace darnos cuenta de que estos azotes de la naturaleza no son ningún castigo de Dios como algunos han dicho, ni tampoco son un signo de que se acerca el fin del mundo”.
Enfatizó que: “Más bien con estos azotes comprobamos nuestra fragilidad y nuestra vulnerabilidad y constatamos que no viviremos para siempre en este mundo”.
A pesar de los estragos que ocasionan, son hechos naturales que se repiten, y tan sólo ayer, de acuerdo con Servicio Sismológico Nacional, a las 13:13:21 horas se registró otro sismo, con una magnitud de 4.2 de la escala de Richter, cuyo epicentro estuvo a 19 kilómetros al noroeste de ciudad Ixtepec, Oaxaca, a una profundidad de 77 km.
Posteriormente, a las 14:12:47 horas, de la misma magnitud del anterior, sólo que en esta ocasión se originó a 12 km al noreste de San Blas Atempa, Oaxaca, a una profundidad de 75 km.
“Nuestro buen Padre Dios permite que estas cosas sucedan, pues está respetando los procesos de la naturaleza”, acotó durante la ceremonia litúrgica.
Sin embargo, “El Señor tiene una palabra a partir de estos hechos, una palabra de llamado a la fraternidad y a la solidaridad, y todo esto sirve para que recordemos que las cosas materiales no son esenciales para nosotros, como sí es esencial el aprender a vivir como hermanos”.
Aseveró que: “Por más abusos que haya de parte de los acaparadores; por más asaltos que sucedan; por más egoísmo que veamos de algunas autoridades y otras personas de poder económico, lo que desborda es el altruismo de los cientos de rescatistas espontáneos de México y del extranjero, dispuestos incluso a dar su vida y por algo llevan su nombre y su teléfono escrito en un brazo”.
Asimismo, expresó que: “Lo que desborda es la generosidad de miles y miles de personas de México y del extranjero que hacen llegar su ayuda en dinero o en especie”.
De igual forma, enfatizó: “Lo que desborda es la fe de todas las oraciones que se están elevando en el mundo entero pidiendo por el eterno descanso de los que han fallecido, pidiendo por la recuperación de los heridos, pidiendo por el consuelo de todos los que han perdido sus seres queridos o sus viviendas, pidiendo por la fortaleza de todos los que trabajan en las labores de rescate, y pidiendo sabiduría y honestidad de todas la autoridades para poner su mejor esfuerzo en la obra de reconstrucción”.
Todo este de desborde de amor, de hermandad y solidaridad es obra y gracia de Dios que brota de los corazones de sus hijos, aún de los que dicen que no creen, subrayó.
DAÑO AMBIENTAL
Rodríguez Vega consideró que ante estos acontecimientos, “Debemos preguntarnos sobre nuestra responsabilidad, ya que el hombre ha abusado de la naturaleza provocando el calentamiento global con todas sus nefastas consecuencias”.
Agregó que: “Tal vez algunos movimientos telúricos tengan que ver con todas las excavaciones que diariamente perforan la tierra y el suelo marino en busca de petróleo”.
“Hablo de responsabilidades de algunas empresas y de algunos gobernantes que se corrompen dando indebidamente permisos a industrias extractivas o contaminantes, sin tomar en cuenta el daño que se provocará especialmente a los más pobres y a las futuras generaciones”, abundó.
Incluso, también en lo individual se tiene responsabilidad en el cuidado de nuestro planeta.
“Ante todo esto hay otra palabra de Dios, que nos llama a actuar de manera respetuosa en favor de una ecología humana integral poniendo al ser humano de hoy y de mañana en el centro de nuestro interés”, concluyó.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]