[vc_row][vc_column][vc_column_text]Una sencilla intervención quirúrgica se ha convertido en la peor pesadilla para una joven pareja meridana, que terminó perdiendo a su pequeño hijo por una negligencia que atribuyen a personal de la clínica Star Médica.
Vía redes sociales, los afligidos padres exponen el dramático caso que derivó en la muerte de su pequeño hijo Fabrizio, quien sometido a una operación ambulantoria, es decir, de aquellas que no requieren más que algunas horas de hospitalización.
El pequeño Fabrizió falleció el pasado 19 de agosto y al cumplirse 20 días sus padres Santiago Sosa Cerón y Mónica Ávila decidieron exponer el caso.
A continuación, una carta que publican en Facebook detallando el caso:
20 días sin nuestro hijo Fabrizio
Nuestro hijo falleció el 19 de agosto 2017 y no está con nosotros, pido su apoyo para compartir lo sucedido en tu Facebook o con tus contactos de WhatApp.
A nuestro hijo lo ingresamos en el Hospital que se encuentra en la colonia Altabrisa, al norte de la ciudad de Mérida. El motivo fue para que lo intervinieran en una operación sencilla ambulatoria (criptorquidia izquierda, bajarle un testículo).
Un día antes de la operación, llevamos sus análisis al pediatra neonatólogo junto con los análisis preoperatorios, los vio y nos comentó que es un niño muy sano. Su operación fue el jueves 17 de agosto a las 9:30 horas y duró alrededor de hora y media.
En un principio nos comentaron los doctores que todo iba bien, hasta alrededor de las 18 horas cuando nuestro hijo lloraba mucho y sólo quería estar en brazos. El cirujano nos dijo que era normal pero a las 23:30 horas, Fabrizio tenía 38 grados de temperatura, los labios morados y vómitos. El pediatra dio órdenes sin estar presente a la enfermera y solo trato únicamente la fiebre con un supositorio y un jarabe, sin prestar atención al resto de los síntomas.
Al día siguiente, después de pasar una noche sin la asistencia médica correcta, nuestro hijo tenía el abdomen distendido y el vientre morado. El cirujano se excusó diciendo que esos síntomas eran provocados por una bacteria adquirida en nuestra casa. Él y el pediatra dieron la orden de introducir tres medicamentos vía intravenosa. Al ver que su estado empeoró, le realizaron un ultrasonido el cual reveló que sus intestinos estaban inflamados y tenía líquido en el vientre. El líquido en su abdomen era de un color café oscuro y era tanto que al drenarlo, se llenaron varios recipientes del mismo. Una vez más el doctor cirujano se excusó diciendo que se debía a la deshidratación.
Nuestro bebé sin saber lo que sucedía se arrancó el catéter y se quedó sin medicamento y en ayunas por más de cuarenta y ocho horas, sin suero poco más de dos horas, al informarle de esto al personal del hospital una de ellas me comunica que la jefa de enfermeras dio la orden de que NO se le ponga suero a Fabrizio. En mi desesperación, abracé a Fabrizio y bajé a recepción buscando auxilio para mi hijo (quedando en el registro de las cámaras del Hospital). No pasaron ni diez minutos y llegó el cirujano con cuatro enfermeras. Dos horas después pudimos ver a nuestro hijo, quien estaba canalizado de la pierna izquierda y con una sonda del estómago a la nariz.
Sin embargo; el estado de Fabrizio era cada vez peor y nadie lograba contactar al cirujano para que lo atendiera. En ese lapso, un doctor (tal vez el de Urgencias), solicitó una máquina para tomarle la oxigenación a nuestro hijo. En total, intentó usar tres máquinas pero ninguna funcionó.
El sábado 19 de agosto a las 9 horas, llegó el cirujano y 15 minutos después el neonatólogo (seis horas después de los hechos narrados). De nuevo nos pidieron retirarnos del cuarto. 40 minutos más tarde, las enfermeras sacaban a Fabrizio en una cama sin barandales, él ya no se retorcía de dolor ni se movía. Detrás venían el cirujano pediatra y el pediatra neonatólogo, el cirujano solo nos dijo: “Lo vamos a llevar a terapia intensiva, en la habitación no hay condiciones para para ponerle un catéter central”.
A las 11:45 horas aproximadamente salió el cirujano pediatra y comentó a Santiago Sosa Cerón, que estaban ante un caso muy grave y muy delicado, sin explicar más sobre lo que estaba pasando. Poco tiempo después salió el pediatra neonatologo y nos dijo que a nuestro hijo ya le habían dado dos paros cardíacos.
Diez minutos más tarde, salieron el cirujano, el pediatra neonatologo y la doctora de pediatría de terapia intensiva para comunicarnos que nuestro hijo Fabrizio había fallecido.
Desatenciones hospitalarias
Nuestro hijo Fabrizio Sosa Ávila falleció a las doce horas con cinco minutos del sábado 19 de agosto del 2017, víctima de las desatenciones del personal del hospital, la lentitud con la que actuaron las enfermeras y los doctores Cirujano Pediatra y el pediatra neonatólogo, quienes no supieron cómo actuar ante la situación y peor aún, no supieron la causa del fallecimiento de nuestro hijo, aunque según el acta de defunción la causa fue por “choque séptico (4 horas) gastroenteritis infecciosa (24 horas)” a ciencia cierta, ni ellos saben la verdadera causa de la muerte.
Todavía recuerdo que cuando el pediatra neonatologo se retiraba, me dijo en el elevador: “Mañana mismo te hablo y te digo qué bacteria o que fue lo que paso con tu hijo, ya que se le acaban de hacer tomas de sangre y mañana te hablo y con certeza te digo que pasó”. desde ese día hasta la fecha jamás me hablo para decirme que pasó[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]