[vc_row][vc_column][vc_column_text]Lo más divertido de hacer esta columna fue el cariño de la gente, sin duda.
Desde hace unos días pensaba en el tema de este Viernes Sudaca y, a raíz de dos situaciones cotidianas, se me ocurrió escribir sobre las frases yucatecas más usadas, que más escucho y que me llaman la atención, por divertidas o porque tengo que preguntar qué significan porque no las entiendo.
Esta semana mi hija Julia –yucateca de nacimiento pero criada durante 10 años en Argentina- me comenta que una compañera en la escuela le dijo: “No seas malita, alcánzame la pluma”. Ella se preguntaba por qué le decía “No seas malita” y yo siempre me pregunté lo mismo, por qué anteponer ese adjetivo y no otro. “Si una es buena, no es que me voy a encabronar o encaprichar y no voy a alcanzar la pluma”, pensaba. Y coincidimos con Julia al respecto. Todavía tengo cosas en común con la preadolescente, punto a favor.
Y ahí surgió el tema porque, les cuento, los yucatecos son muy coloridos al expresarse y más aún con esa tonada aporreada que acompaña una actitud de pararse, mover poco las manos y expresar mucho con la mirada.
La segunda palabra contextualizada en frases variadas que escucho últimamente y que me recordó mi compañero colega René, es la de la “heladez”. Que hay heladez, que no hay heladez, que regresa el fin de semana la heladez… Ya entendí el rollo del fresco con humedad, pero llamemos a las cosas por su nombre, no es “heladez”, no hiela. Puede enfermar, sí, pero es por la maldita humedad. Me van a decir, los estoy escuchando: “Pero te tapas y sientes igual frío”. Bueno, puede ser, no lo niego. Pero ahí me doy un baño, me pongo medias y unas calzas para dormir y ya. Igual, René escucha estos argumentos y me contesta con otra frase bien yuca: “Deja tus pesadeces”.
Hablaba del cariño al principio. Porque les pedí frases yucatecas y me llegaron varias por Facebook y otras tantas por whatsapp. Hablaron ustedes, yucatecos, con las frases más representativas, que en su mayoría me parecieron muy divertidas y con altas dosis de cotideaneidad.
Vamos a empezar con los botines de punta. Cuando a un yucateco algo le da asco, dice “Fo” (con la F bien marcada y larga), como me cuenta Isabel: “¡Fo, te huele tu xic!”, me escribe. No habla de mi axila propiamente dicha, sólo de una expresión, aclaro. Dice que pensó en reemplazar “xic” por “pirix” (le dicen así a la vagina, al pene o en general a toda la “parte íntima”), pero sabe que soy “muy propia”. Todavía me río de su sentido del humor.
Edgar no dice niño, dice “ninio”. Y me escribe otra frase tipo el “Fo” de Isabel: “Ninio, tas todo kiritz, anda a bañarte”. Le pregunté qué era kiritz pero nunca me respondió. Me imagino que es sucio o sudado.
Hugo es fotoperiodista y, como buen profesional, me manda su frase como una imagen que no me puedo sacar de la cabeza (tiene buen ojo este chavo) y hasta me pone pie de foto con palabras mayas traducidas: “No te vayas a uixar pelaná mejen kizin” (dice él que quiere decir “No te vayas a orinar, chingado pequeño demonio”. Y me imaginé a un Bart Simpson con guayaberita).
Polux no me debe ver tan “propia” como Isabel y me manda la palabra “Pirix” pero en otro contexto, como pasa con nuestra palabra argentina “Boludo”, que puede significar distintas cosas. Polux se saca de la galera la expresión “Tu pirix” y así me lo explica: “Literalmente es alusión a la parte íntima, pero coloquialmente se usa para expresar un: ‘no friegues’, ‘no mames’, ‘no chingues’ y así por el estilo… Como cuando digas: ‘Me regreso a Argentina’ y te respondan ‘Tu pirix’”. Me reí un rato.
Cuando Raúl no sabe cómo se llama una cosa o no se le viene a la cabeza en ese momento el nombre, le dice “negociante”. Me manda esta frase como ejemplo y yo me lo imagino señalando un aparato extraño que está al lado de otra cosa más rara todavía: “Agarra la negociante que está al lado de la cosa”. Y agrega sobre la cosa: “Está cabax (se lee cabash)”, que según él es “simple”.
#elmaridoyucateco se hace el que está ocupado y que no se le viene ninguna frase yucateca a la cabeza, como si fuera austríaco, qué pesado. Sin embargo, antes de irse al trabajo, ve al hijo menor pegado a la televisión mirando dibujitos animados y me dice: “¿Ves? Él está gustando la tele”. Sobran las explicaciones.
Héctor es ilustrador y mientras yo le metía letras al texto, él se jugó con la maravillosa ilustración que lleva esta columna. Y me lo puedo imaginar haciendo “monos” con las frases con las que me bombardeó a saber: “Samare”, “Viste lo que te dije”, “Más bonitas mis alhajas”, “Come miarda” (cambia e por a), “Vaya biem” (cambia n por m), “No anoles tu pastilla, trágala” (no tengo idea de qué quiere decir), “Qué pasó, hija”, “Qué onda gaio”.
Roger es un expatriado por amor en Uruguay (un humano con mucho mundo, bastante calle pero más yucateco que el frijol con puerco). Desde el Río de la plata me manda:
-“Niño, ¿Ya ensuciaste?” (por defecar)
-“Tengo cinco hijos, pero solo me viven cuatro. Uno suspendido lo hicieron” (Significa que murió atropellado por un auto o camión)
-“Hele, Arredovaya” (Me aclara: “Ahí la H suena como J y significa Vade retro o de ninguna manera”).
-“El huiro no sube…. trepar hace” (Me hizo una descripción antropológica de la palabra Huiro, pero la resumimos en “naco”).
-“Pareces pich mojado” (es un pájaro y se usa cuando alguien está avergonzado ).
-“Mare no hagas eso, me cisca” (cisca es casi intraducible pero se acerca a me asusta).
Son más de las diez de la noche en Montevideo y Roger sigue mandando frases mientras yo termino esta columna. Me divertí mucho y les voy a decir “Con la mano en la cintura”, que hace casi medio año que estamos acá y la estamos pasando a toda madre. Mientras Nancy y Jenni me gritan sorprendidas por Facebook “Me caigo al mar”, Paty pregunta “¿Qué refrescos tiene DE SABOR?”, Diana “Pasar hizo” por aquí, Xóchilt se “Hizo chop su ojo” y Alejo Bayote ordena: “Deja de hurgar tu tuch, ninia”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]