[vc_row][vc_column][vc_column_text]Para medir la degradación de las lagunas costeras de la Península de Yucatán, especialistas yucatecos emplearán a la “cacerolita de mar”, especie en peligro de extinción debido a su sobreexplotación como carnada, informó el investigador de la Universidad Anáhuac Mayab, Jaime Antonio Zaldívar Rae.
Destacó la importancia de éste gran invertebrado, considerado como un fósil viviente, ya que es parte esencial para la cadena trófica del lugar pero sólo es aprovechada por los pescadores como carnada.
Comentó que recientemente, con financiamiento del Programa de Desarrollo Científico para Atender Problemas Nacionales del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) se desarrolla un proyecto enfocado en realizar una evaluación primaria del potencial de la también conocida como “cucarachita de mar”.
Aclaró que el Limulus polyphemus sería aprovechada como biomonitor de la contaminación en lagunas costeras del Norte de la Península, para luego determinar las estrategias a realizar para proteger el entorno natural.
Remarcó que su aprovechamiento es en términos de su grado de fidelidad al sitio y las modificaciones de su respuesta inmunitaria, ya que el grado de contaminación provocará si se mantiene en el lugar o busca un sitio mejor, entre otras condiciones.
El también responsable técnico del proyecto reconoció que las costas de la región están bajo un proceso de litoralización que implica el incremento de la población humana en asentamientos costeros, habitualmente sin obedecer a esquemas de planeación urbana o protección ambiental.
A consecuencia de la invasión antropogénica, “los sistemas acuáticos aledaños a los asentamientos humanos costeros se degradan y, en un círculo vicioso, se empobrecen las condiciones de vida y salud de las personas”, acotó.
El entrevistado destacó la importancia de contar con herramientas que permitan cuantificar la magnitud del daño a los ambientes acuáticos costeros.
Abundó que las evaluaciones de la calidad del agua basadas en procedimientos fisicoquímicos no revelan el efecto acumulativo del daño ambiental en los componentes bióticos de los ecosistemas acuáticos costeros.
“Estos daños acumulativos son mejor revelados midiendo sus efectos en organismos específicos (como biomonitores), cuyas funciones biológicas pueden ser medidas cuantitativamente”, señaló.
De ahí la importancia del proyecto “Potencial de la cacerolita de mar (Limulus polyphemus) como biomonitor de contaminación en sistemas lagunares costeros del sureste mexicano”.
“Con ésta especie se pretende evaluar el potencial como biomonitor de esta especie de macroinvertebrado acuático endémico de la península de Yucatán y en peligro de extinción”, abundó.
El estudio -continuó- sentará las bases para desarrollar una herramienta que permita evaluar la salud de las lagunas costeras de la Península, de manera sencilla y a bajo costo.
Asimismo, facilitará la obtención de información sobre la biología de la especie, para contribuir de manera crucial al planteamiento de programas para su manejo y conservación en México, especialmente en las áreas naturales protegidas (estatales y federales) de ésta región del país.
Definió biomonitor a un organismo en el que la medición cuantitativa de sus respuestas biológicas a nivel individual (anatómicas, fisiológicas, conductuales) o poblacional (abundancia, densidad) revela el grado de uno o varios tipos de estrés ambiental que dicho organismo enfrenta, incluyendo los de origen antropogénico.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]