[vc_row][vc_column][vc_column_text]La ilegal fumigación aérea realizada por el empresario Jacobo Xacur Eljure provocará, a corto plazo, severos problemas de salud entre los pobladores del Oriente del Estado, con un aumento en la incidencia de suicidios, así como diversos tipos de cáncer y daños al sistema nervioso, alertaron especialistas.
Coincidieron en expresar que el mal uso de agroquímicos generará un grave deterioro en la salud de los yucatecos, y más si se trata de productos prohibidos como los pesticidas organoclorados, entre los que destaca el DDT.
Múltiples son las anomalías que generan los insecticidas, herbicidas y acaricidas que cotidianamente se utiliza en el campo yucateco, como un aumento en la incidencia del cáncer de cervicouterino y leche materna contaminada, determinó un estudio de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).
Los pesticidas organoclorados son disruptores endócrinos, es decir, alteradores hormonales, sustancias químicas capaces de alterar el equilibrio hormonal así como de provocar diferentes efectos adversos sobre la salud de personas, animales o de sus descendientes.
Asimismo, de acuerdo con el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del (Cinvestav), la exposición crónica y sin protección a pesticidas genera diversas alteraciones en el sistema nervioso, problemas neurológicos que ocasionan el deterioro cognitivo, así como la aparición de la depresión y la ansiedad.
Incluso, científicos de la Unidad Mérida del Cinvestav detectaron partículas de DDT, insecticida prohibido a nivel internacional, en la sangre de los pobladores de la zona rural de la entidad.
Lamentablemente, a partir del pasado 30 de julio, un helicóptero esparció herbicidas y pesticidas en los ranchos San Martín, San Fernando, San Marcos, Dzonot Pinto y Rancho Alegre, los cuales son propiedad de Xacur Eljure, ubicados en Tizimín.
La fumigación aérea se realizó sin licencia de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), y lo peor de todo, sin las medidas adecuadas para evitar daños a terceras personas.
Desafortunadamente, a consecuencia del viento y otras condiciones se afectó las áreas aledañas, principalmente cultivos de calabaza y sandía, mató a miles de insectos, principales abejas, lacerando a los apicultores, además de dañar la Reserva de la Biosfera de Ría Lagartos, e incluso, el manto acuífero.
A corto plazo, la población del Oriente del Estado resentirá los efectos de dicha anomalía, con la exposición masiva del químico.
El especialista del Centro de Investigaciones Regionales “Dr Hideyo Noguchi” de la Máxima Casa de Estudios, Ángel Polanco Rodríguez, afirmó que las mujeres son las más afectadas, debido a las altas concentraciones de sustancias químicas destinadas para las actividades agropecuarias, cuya mayoría están prohibidas en países de primer mundo.
Aclaró que el problema se disparará a mediano plazo debido a que los recién nacidos son alimentados con leche materna contaminada, debido a la sobre-exposición de las mujeres de herbicidas, plaguicidas y acaricidas, entre otros productos peligrosos para el medio ambiente y la salud humana, tal el caso del glifosato.
En Yucatán aún se manejan agroquímicos prohibidos y/o restringidos, en especial, los denominados organoclorados, es decir, compuestos químicos orgánicos modificados, que reemplazan algunas de sus partículas por átomos de cloro.
Explicó que “los organoclorados conforman un grupo de pesticidas artificiales desarrollados principalmente para controlar las poblaciones de insectos plaga”.
Remarcó que estos pesticidas, una vez aplicados en actividades agrícolas pueden subsistir por años o décadas en el aire, en los suelos y en el agua, por ello se les conoce como Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP)
Indicó que actualmente realizan una investigación en 29 municipios donde se utilizan este tipo de insecticidas, 11 de los cuales corresponden al Anillo de Cenotes, detectado la presencia de sustancias químicas prohibidas.
Según el estudio de la especialista del Cinvestav, Linda Catalina López Lugo, los pesticidas organofosforados inhiben la acción de una enzima de nuestro sistema nervioso llamada acetilcolinesterasa.
Remarcó que ésta enzima es la encargada de descomponer el neurotransmisor acetilcolina en el espacio sináptico, que es el espacio de comunicación entre dos neuronas.
Al inhibirse la metabolización de la acetilcolina, se produce una sobreestimulación de las neuronas que desemboca en espasmos, calambres, vómito y diarrea”, advirtió la especialista.
También se ha demostrado que la exposición continua a organofosforados produce alteraciones psicológicas y neurológicas a largo plazo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]