Luego de que las autoridades mexicanas suspendieron la búsqueda del yate MOI Guadalupe, en el que viajaban dos argentinos, un cubanoamericano y un mexicano, los amigos de los tripulantes de la embarcación que fue a llevar ayuda humanitaria a Haití no están dispuestos a rendirse.
Incluso ofrecen recompensa para quien ayude a dar con el paradero del yate, que zarpó el 11 de septiembre desde Puerto Aventuras en la Riviera Maya y perdió contacto el 28 de septiembre durante su regreso, entre Cuba y la isla de Cozumel en Quintana Roo. Desde entonces, familiares y amigos de los cuatro tripulantes han emprendido búsquedas privadas para encontrarlos, al mismo tiempo que han denunciado falta de apoyo por parte de las autoridades para rastrear la zona.
Después de descargar los suministros para los damnificados del terremoto del 14 de agosto en Haití, el 26 de septiembre la embarcación emprendió su regreso a México, según informó Enrique Ochoa, de la Brigada de Rescate Internacional Cancún, a cargo de la misión humanitaria. El coordinador de emergencias de la organización indicó que el martes 28 se notificó ante la capitanía de puerto la pérdida de contacto con el yate donde viajaban los argentinos Renzo Spaciano, de 20 años, y Carlos Juárez, de 43, el mexicano Martín Vega Argáez, de 44, y el cubanoamericano Denis Manuel Fernández Díaz, de 46.
Carlos Juárez es oriundo de Mendoza, tiene dos hijas. Pasó varios años en Estados Unidos, aunque hace tiempo se había instalado en Cancún, donde tiene una empresa de yates. Justamente, en una de esas embarcaciones ocurrió el último contacto días atrás.
El cónsul argentino en Playa del Carmen, Lautaro Filchtinsky, contó que el último contacto con el yate MOI Guadalupe sucedió en el regreso a México, luego de que la nave dejara Jamaica, donde paró para recargar combustible. La última comunicación recibida desde el teléfono satelital fue a las 12.35 GMT (9.35 de Argentina). Desde entonces, nada se supo. De acuerdo con el itinerario, el yate debió haber llegado el 29 de septiembre a Cozumel, México.
Las cuatro personas habían llevado a Haití alimentos, remedios y hasta elementos para un hospital de campaña.
El otro argentino a bordo es Renzo Spasiano, de 20 años y oriundo de Flores, barrio de la Ciudad de Buenos Aires. En ese barrio, el chico cursó sus estudios secundarios: asistió al colegio Elisa Harilaos, de las Hermanas de Nuestra Señora del Rosario de Buenos Aires. Sus padres se llaman Luis Alberto y Liliana, y él es muy apegado a Rosella, su hermana.
El boletín de búsqueda tardó tres días en ser emitido por la Secretaría de Marina (Semar) desde que se reportó el extravío del buque, según advirtió Luis Alberto Spaciano, padre de Renzo Spaciano. “Pasaron 72 horas desde que perdimos conexión con el barco para que alguien oficial saliera a buscarlo al último punto donde se tuvo contacto”, comenta a El País.
Desde el 5 de octubre, las únicas búsquedas son realizadas en operativos privados pagados por familiares y empresarios propietarios del yate. Al contabilizar 128 horas “sin rastro alguno”, la Semar suspendió el martes pasado la búsqueda activa del buque. “Las unidades de la Armada de México y la comunidad náutica se mantendrán alertas y ante el hallazgo de nuevas evidencias se reactivarán las operaciones con el objetivo de dar seguimiento al nuevo rastro”, indicó la dependencia en un comunicado emitido este jueves.
“Nunca he escuchado algo más ilógico que decir que estamos buscando a las personas para salvarles la vida en búsqueda pasiva y desde tierra”, cuestiona Spaciano. El argentino residente en México alertó además de que varias capitanías de puerto no cuentan con el reporte de la desaparición del buque emitido por la Semar, lo que dificulta aún más el rescate.
“Recorrimos hasta la punta de Cabo Catoche (Quintana Roo) y para nuestro asombro en los faros no tenían ningún reporte oficial de ningún yate M.O.I. Guadalupe, no puede ser que pase esto en el décimo día de búsqueda”, explica tras haber navegado en un yate privado cerca de la isla de Holbox, donde este martes se tuvo el reporte del avistamiento de una bengala. “Los familiares de Martín (Vega) se fueron para Progreso y ahí tampoco tenían reporte oficial. Otra persona fue a Isla Mujeres y le dijeron lo mismo”, añadió.
De acuerdo con Ochoa, existen al menos tres versiones posibles sobre la causa de la desaparición del buque: una falla mecánica, el mal tiempo o un secuestro por parte de piratas. “La que ha hecho mucho ruido es que unos piratas haitianos abordaron la embarcación, tomaron el control en mar abierto y se la robaron”, señala. “Eso pudiera ser, aunque yo conozco la embarcación y no es tan grande para que vayan una o varias personas escondidas y nadie se de cuenta”.
En cuanto a una falla mecánica, Ochoa explica que antes de zarpar en Cancún los tripulantes tuvieron un problema con el generador, pero éste se cambió y también llevaban otro de repuesto. “De acuerdo a los capitanes de puerto y marineros que hemos contactado, había una zona de mal tiempo pero no la consideran suficiente para que hubiese dañado la embarcación al punto de hacerla zozobrar”, añade.
El padre de Renzo sigue contando los días desde la última vez que tuvo contacto con su hijo. Han pasado ya dos semanas desde que hablaron por teléfono, mientras la embarcación hacía una parada en Jamaica para cargar combustible y provisiones. “Incluso me comentó el señor que los ayudó en Jamaica que el barco estaba en excelentes condiciones, que tenían viento a favor y que iban a llegar más rápido de lo que pensaban”, recuerda.
El caso guarda mucha similitud con la extraña desaparición del yate “Highball IV”, en el que iban a bordo varios empresarios, profesionistas y directivos de clubes rotarios de Mérida de los que nunca más se volvió a saber.
Este hecho, del que se han escritos numerosas reseñas tanto en los días posteriores al suceso como años después, ocurrió el 10 de septiembre de 1986, es decir, hace 35 años.
La embarcación salió de Progreso rumbo a una día de pesca deportiva, pero sus tripulantes nunca regresaron y tampoco quedó rastro de la nave.
Con información de El País y Los Andes de Argentina