Por: René Duperón
“No hay nadie perfecto amor, todos nos equivocamos, el amor es imperfecto, lo perfecto es inhumano”, dice la estrofa de una canción del cantautor José María Napoleón, y la idea de esta melodía viene como anillo al dedo para un asunto que desde hace días suena en Yucatán y más allá.
Se trata del escándalo por la muerte del joven José Eduardo Ravelo Echavarría, quien presuntamente murió a consecuencia de torturas y violación por parte de agentes de la Policía Municipal de Mérida.
Sin duda han sido días tristes para Mérida, la ciudad de la paz, la ciudad más segura de México, la ciudad que está moda, la ciudad donde todos quieren vivir.
Más allá de todo lo mediático del caso y el uso político, incluso mezquino, que algunos han dado al tema, aquí lo más relevante es que se haga justicia a la principal agraviada, la señora María Ravelo Echavarría, madre de José Eduardo.
En tiempos de oralidad, una forma de alcanzar justicia, tal vez imperfecta (porque lo perfecto es inhumano), es la reparación del daño, en este caso, una indemnización a la madre por la muerte del joven veracruzano.
Una vez determinado el o los culpables, se tendría que llegar a un acuerdo económico como reparación del daño.
En nuestra cultura latinoamericana este tipo de acuerdos suelen ser mal vistos, incluso se les considera denigrante, pero en otros países donde el sistema de justicia es mucho más avanzado es la forma (quizá imperfecta) de dejar satisfechas a las partes involucradas en un conflicto legal.
Dejando a un lado apasionamientos, es la forma más elemental de justicia que se practica desde las antiguas culturas. Sin duda la vida de un hijo, de un padre, de una madre y de cualquier otro familiar cercano no tiene precio, pero de alguna manera el o los culpables tienen que reparar el daño.
Aquí entra otra arista de este espinoso caso. ¿Y si los culpables no disponen de medios para reparar el daño? ¿Entonces no habrá justicia?
De ahí la importancia de la intervención que ayer tuvo el gobernador Mauricio Vila, quien le ofreció a la señora Ravelo Echavarría que en el caso de su hijo llegará la justicia, primero encontrando a los culpables y luego garantizando la reparación del daño.
En este punto la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas tendrá un papel fundamental, y no será la primera vez que entrará al quite para garantizar que haya una reparación del daño.
De acuerdo con su directora, Beatriz Zavala Peniche, en lo que va de esta administración se ha hecho en más de cinco ocasiones.
Ayer la señora María Ravelo llegó con incertidumbre a la audiencia judicial en el caso de su hijo. Hoy llega con la esperanza de que habrá justicia, tal vez imperfecta pero no olvidemos que lo pefecto es inhumano.