La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profeoa) clausuró de manera total-temporal las obras de construcción de una granja avícola que se realizan en el sitio arqueológico del Tzemé, del municipio de Kinchil.

Los trabajos comenzaron a mediados de octubre y, pese a que el Consejo Comunitario de Kinchil denunció los daños el 17 de ese mes ante el Centro INAH Yucatán, la institución tardó más de diez días en emitir una orden de suspensión que la empresa ha ignorado.
La intervención de la PROFEPA se suma a dicha suspensión, impuesta a la empresa CRIO, responsable de las obras.
Tras la clausura, integrantes del Consejo Comunitario y posesionarios de las tierras afectadas lamentaron la destrucción del patrimonio natural y arqueológico.
“Venimos a constatar la clausura de este lugar devastado, porque era una selva, hogar de especies en peligro de extinción; es un primer paso en esta lucha comunitaria ambiental que estamos haciendo para proteger nuestro patrimonio y nuestro pasado histórico y cultural”, expresó Federico May, presidente de la agrupación.

Por su parte, Félix Canul relató que su familia ha trabajado esas tierras por cuatro generaciones y que las obras destruyeron parte de su rancho.
“Tumbaron mi cerco y el ganado se esparció; no lo he podido recuperar. Es una pérdida muy grande para nosotros, además de la tristeza de ver cómo destruyeron el cerro Kolotsó, que nadie había tocado por cientos de años”, dijo.
Gregoria del Rosario Canul, apicultora de la zona, señaló que la devastación afecta directamente a la producción de miel y al sustento de las familias mayas.
“Las colmenas están llenas de moscas, aquí había orégano y todo lo devastaron. Quisiera pedir que se haga justicia y se pare esto, porque sin árboles no hay floración para las abejas ni pasto para el ganado”, reclamó.
A su vez, Sergio Oceransky, director de la Fundación Yansa, señaló que junto con el Consejo Comunitario y los productores locales interpondrán acciones legales, además de la denuncia ante Profepa.
“Se debe castigar a los responsables y que se restaure el patrimonio arqueológico y ambiental, y que la comunidad siga disfrutando de la riqueza histórica y ecológica de Tzemé, en lugar de perderla ante naves industriales que solo dejan contaminación y devastación”, finalizó.




