La manifestación frente al Palacio de Gobierno encabezada por un grupo de jóvenes panistas —entre ellos el activista Jafet Mendicuti, identificado con el ex candidato Renán Barrera— no solo plantea una exigencia ciudadana sobre el transporte público, sino también deja entrever un trasfondo político en el contexto actual de Yucatán.
Si bien las demandas por un mejor servicio de transporte son legítimas y compartidas por amplios sectores de la población, el hecho de que la protesta proviniera de jóvenes vinculados a la oposición genera lecturas más amplias. En primer lugar, la convocatoria apunta a un intento por mantener vigente la presencia del PAN en el debate público, tras la derrota electoral reciente.
Resulta llamativo que los manifestantes exigieran revisar las tarifas del transporte, cuando las vigentes fueron fijadas durante la pasada administración estatal panista. Esto podría interpretarse como un esfuerzo por desmarcarse del gobierno anterior y proyectar una nueva narrativa de “oposición ciudadana”.
En suma, la protesta parece tener un doble propósito: por un lado, canalizar un reclamo social genuino sobre la movilidad urbana, y por otro, reposicionar a ciertos cuadros juveniles del PAN en la escena pública, bajo un discurso de renovación y cercanía con las causas ciudadanas.
El reto para estos grupos será demostrar que sus movilizaciones trascienden la coyuntura política y no se reducen a estrategias mediáticas de posicionamiento partidista.