La repentina muerte de un jaguar macho en el zoológico municipal de Tizimín ha generado polémica y fuertes cuestionamientos sobre el manejo de los animales en el recinto. El ejemplar, de ocho años de edad, había llegado hace apenas seis meses como parte de un proyecto de reproducción y conservación de esta especie en peligro de extinción.
De acuerdo con el Ayuntamiento, el felino murió por “complicaciones respiratorias”. Sin embargo, no se precisaron los síntomas previos ni los cuidados veterinarios que recibió, lo que ha despertado sospechas de negligencia y maltrato animal.
El jaguar había sido trasladado a Tizimín en abril pasado, presentado como “inquilino estrella” y compañero ideal de “Morita”, una hembra en etapa reproductiva. La iniciativa buscaba fortalecer la conservación del jaguar, símbolo cultural y ecológico de la península.
“Era un ejemplar sano y vigoroso. Su muerte repentina deja muchas preguntas sin respuesta”, señaló un activista ambiental local que pidió anonimato.
Organizaciones animalistas y la Profepa fueron notificadas del caso y se espera que abran una investigación para esclarecer si hubo fallas en protocolos de alimentación, control médico o manejo del hábitat.
Hoy, la jaula permanece cubierta con una lona negra, mientras crecen las críticas hacia la administración del zoológico, que aún alberga a tigres, leones y otros felinos. Para “Morita”, el futuro del programa reproductivo quedó en suspenso.
Este hecho se suma a denuncias previas en zoológicos mexicanos por presunto maltrato animal, lo que reaviva el debate sobre la necesidad de mejorar los estándares de bienestar y transparencia en estas instituciones.