En el Fraccionamiento Piedra de Agua se vive una situación política tensa. La alcaldesa Kenia Walldina Sauri Sauri ha instalado una oficina en el segundo Willys con personal que la apoyó en su campaña, mientras que el delegado del lugar, electo democráticamente por voto popular, ha sido relegado.
La alcaldesa le negó al delegado el personal necesario para desempeñar sus funciones y, en su lugar, asignó esos recursos a una regidora afín a su campaña. Además, se ha establecido una oficina de quejas que opera de manera paralela, sin coordinación con el delegado.
Esta situación pone en duda la transparencia y equidad en la gestión del fraccionamiento. ¿No debería ser el delegado electo por los vecinos quien encabece las decisiones y acciones en beneficio de la comunidad?
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